Un frenético eclipse peruano
Impresiona bastante ver cómo pequeños estudios salidos de la nada, se plantan un día ante nosotros para plantearnos juegos con unas calidades, cualidades y capacidades que te dejan con la boca abierta. Y que consiguen demostrar a qué nivel artístico y de producción se mueve la industria del videojuego.
Y justamente este Imp Of the Sun y, su estudio de desarrollo Sunwolf Entertaiment, es uno de esos casos. Un juego precioso, bien acabado y, con unas bases muy claras, que os voy a destripar para que se confirme con ellos todo lo que os cuento en estas primeras líneas.
LUMINOSIDAD JUGABLEEmpezando ya con este análisis. Con lo primero que lo hago es con las bases jugables de este Imp of the Sun. Sorprendiendo mucho que solo viendo pocas imágenes de este, uno ya se imagina que nos encontramos ante un juego de acción, plataformas, ciertos puzles y exploración. Donde claros tintes metroidvania, y un ritmo bastante endiablado. Han conseguido hacer de este, un juego de lo más agradable, divertido, y bien medido que se ha publicado en estos meses dentro de este siempre particular y agradable concepción jugable.
NO HAY NADA QUE LO ECLIPSEEntrando en detalles más minuciosos. Tengo que hablaros en primer lugar de su buen diseño nivel de escenarios. Habiéndose creado cuatro zonas muy bien diferenciadas tanto en concepto, bioma y enemigos. A las cuales podremos acudir en el orden que nos apetezca. Y que nos llevarán y pondrán en el camino de acabar con uno de los cuatro jefazos que forman el juego. Todo ello en unos entornos repletos de interesantes y variados enemigos. Con trampas y puzles de entorno bien implementados. Y con variadas zonas que explorar. Donde los objetos ocultos, coleccionables, u otros personajes de bastante utilidad para nuestro avance personal y general. Forman parte de este universo solido y bien entrelazado.
Un avance que viene dado con esa clara tendencia a la implementación y desbloqueo constante de habilidades que nos hagan la vida más sencilla. En un juego que curiosamente empieza siendo muy exigente y, que gracias a la incorporación de estas habilidades, decrece en dificultad. Todo ello llevándonos ante un notable control, capacidades de movimiento y acción que posee nuestro protagonista. Siendo uno de esos juego realmente ágiles, precisos, que requieren un pensamiento rápido, y donde tener muy bien cogido los tempos es esencial para la experiencia. Y donde los rebotes, impulsos y saltos, se mezclan con otras posibilidades golpeo y acción, que nos irán dando grandes posibilidades de accesibilidad y combate. Destacando en este último la consecución de combos, golpes especiales, e incluso devoluciones de proyectiles. Que unidos a las subidas de niveles y de potenciales nos terminan por hacer un ser de lo más potentes, y de ahí el tema de la linea descendente en cuanto a dificultad.
LUZ Y OSCURIDADDesde el punto de vista narrativo. La verdad que no se han quebrado demasiado la cabeza. Planteando la clásica lucha del bien contra el mal. Donde tengo que destacar las bases que ha tomado de la particular mitología peruana. Y en la que adquiriendo el rol de un ser llamado Nim, tendremos que ingeniárnosla para acabar con un eclipse traído por esas fuerzas de la oscuridad. Sencilla, básica, y con cierto carisma. Que nos vale como excusa para dar sentido al juego. Y donde tengo que destacar ciertas partes de un guion bien escrito dentro der su simpleza. Con diálogos interesantes, personajes curiosos, y una divertida narración que le da vida a este apartado.
APARTADO TÉCNICO NO TODO ES PERFECTOEs un juego, que como ya os digo es complejo en sus primeros momentos, pero que termina por ser un paseo. Que por desgracia no ha durado mucho más de unas cinco horas. Salvandolo el desbloqueo de nuevos niveles de dificultad por si queréis rejugarlo.
Por otro lado, hay que reconocer que el juego es poco novedoso en cuanto a mecánicas e historia. Y pese a hacerlo todo muy bien, también hay que regañarle ya que casi no sorprende en nada.
CONCLUSIÓN NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS Código digital proporcionado por Jesús Fabre