[Análisis] Juego de Tronos 4×06: ‘Las leyes de los dioses y de los hombres’
Marián Ariza 12 mayo, 2014 0
Lo tenemos más que comprobado, cuando un episodio de Juego de Tronos se divide en largas escenas en vez de en las pequeñas píldoras a las que nos tienen acostumbrados, significa que un gran final se acerca. Y Las leyes de los dioses y de los hombres dan buena fe de ellos. Con este capítulo, en el que volvemos a ver casas que teníamos un poco abandonas como la Baratheon o la Greyjoy, sobrepasamos ya el ecuador de la cuarta temporada para ver que la trama no se estanca sino que avanza, para darnos eso que tanto nos gusta: nuevas intrigas ytraiciones, que son la base principal de Game of Thrones. Veamos, pues, qué ha pasado esta semana con análisis repletito de spoilers. ¿Empezamos más allá del Mar Angosto?
Braavos
Stannis Baratheon y ser Davos no pierden la esperanza. No tienen nada para poder proseguir su lucha por el Trono de Hierro: ni comida, ni barcos, ni hombres. Y tales carencias los llevan a navegar hasta las ciudades libres en un intento desesperado de llenar sus arcas. Y es que lo único que les hace falta para conseguir todo lo demás es dinero. Un dinero que, no sin reticencias, les prestará el llamado Banco de Hierro o Iron Bank, un banco que tiene el lujo de tener entre sus clientes hasta la mismísima casa Lannister. Pero, ojo, no solo a ellos. Unas sabias y sinceras palabras del caballero de la Cebolla, bastarán para convencer a los banqueros de que, quizá, apoyar a Stannis no sea una mala idea. Así las cosas, Stannis consigue lo que quiere y Davos vuelve a reclutar al pirata Sallandhor Saan para que pelee a su lado. Corta escena, quizá insulsa, pero que nos da a entender que la guerra por el trono no terminó con la masacre de la Batalla de Aguas Negras.Fuerte Terror
Otros que tampoco cejan en su empeño de recuperar lo que es suyo son los Greyjoy. En este caso, asistimos a un inusual ataque de amor fraternal por parte de Yara Greyjoy que, ni corta ni perezosa, se lanza al norte para rescatar a su hermano. Y es que parece que eso de que te manden el pene del susodicho en una caja… pues, oye, impacta. No obstante, si en Braavos veíamos como a Stannis le volvía a sonreír la suerte aunque sea un poco de medio lado, en el Norte, a Yara no le han ido tan bien las cosas. No solo no consigue su propósito sino que, además, descubre la criatura en la que se ha convertido el heredero legítimo de la Silla de Piedramar: un auténtico despojo humano que reniega de lo que fue. Si es que lo recuerda.Agradecido con Theon por evitar su huida, (¡Reek, Reek, Reek, my name is Reek!) Ramsay Nieve Bolton decide concederle un premio: un baño caliente con el que calentar su cuerpo y quitar todo el mal olor que Hediondo Reek ha ido acumulando con el paso del tiempo. Sin embargo, ni si quiera esto le saldrá gratis. Tendrá que hacerle un nuevo favor a su señor y hacerse pasar por alguien que no es: el propio Theon.
Bahía de los Esclavos
Mientras tanto en Meeren, tal y como prometió en el capítulo anterior, Daenerys de la Tormenta han decidido ejercer de reina. Y nada mejor para empezar que atender al pueblo que ahora gobierna. Paciente y generosa, escucha las peticiones de aquellos que acuden en busca de consejos y soluciones a los problemas. No obstante, no todo siempre va a salir bien, y no todo lo que solicitan es fácil de atender. ¿O es que la Madre de Dragones podrá recompensar a todos los que sufran pérdidas por culpa de sus ya indomables hijos? Los animales han alcanzado ya un tamaño considerable y, esta vez, su víctima ha sido un oveja pero ¿quién nos dice que la próxima vez no será el niño pastor que la velaba?Con la entrada en escena de un nuevo personaje, Hizdahr zo Loraq, uno de los hijos de los Grandes Maestros a los que Daenerys mandó crucificar a su llegada a Meeren, la reina descubre que el almuerzo de sus dragones no es el único problema al que se tiene que enfrentar. La culpa es su nueva enemiga. El sentimiento de haber matado a inocentes, de la misma forma que los antiguos dirigentes de la ciudad acabaron con la de niños que nunca tuvieron la oportunidad de disfrutar la vida. Y es que va a ser que ser reina no es tan fácil…
Desembarco del Rey
Eso sí, en la capital de los Siete Reinos no parecen hacer aprecio a las dificultades con las que se encuentra Daenerys y sí a los peligros que trae consigo la que fuera esposa de Khal Drogo. Y es que Daenerys de la Tormenta está pero que muy acompañada. No solo la acompañan en su recorrido por el mundo los dragones a los que llama hijo sino que, además, cuenta con dos sabios consejeros: ser Jorah Mormont, que se acercó a ella como espía pero que pronto abandonó tal misión para unirse a sus huestes, y ser Barristan Selmy, antiguo Lord Comandante de la Guardia Real, que fue echado de su puesto por una Cersei que desconfiaba de la edad del viejo y que deseaba ver a su hermano en lo más alto. La amenaza es grande y, por ello, las medidas no deben ser pocas. Y si para ello Lord Varys tiene que enviar a sus pajaritos más allá del Mar Angosto pues, oye, se envían. Pero vayamos a lo que interesa. En la oscuridad de la mazmorra en la que se encuentra encerrado, Tyrion aguarda la llegada de su juicio por la muerte del rey Joffrey. La espera no es larga y es su propio hermano, Jaime, el encargado de escoltarle hasta la sala donde será juzgado…y vilipendiado. Las tornas se han cambiado y ahora es él, el enano tullido, el que recibe los gritos de “¡Matarreyes!”. Insultos y mentiras que lo sitúan como un asesino fatal y sin corazón, capaz de matar a su propio sobrino, al hijo de su hermana, con un poderoso veneno y con la ayuda de su esposa.Todo parece estar en contra de Tyrion pero no todo está dicho. Jaime, una vez más, nos demuestra el amor que siente hacia su hermano y hace una promesa que le valdrá el apodo de traidor o cambiacapas una vez más. Si Tyrion vive, abandonará la Guardia Real y hará lo que ningún otro Lannister puede hacer: perpetuar el apellido de la casa del León. Un sacrificio que Lord Tywin no duda en aceptar. Y es que, si hay algo que la mano del rey valora por encima de todo es la familia. De esta forma, el único castigo que recibirá Tyrion será marchar al norte y convertirse en hermano de la Guardia de la Noche. Puede que no sea el mejor destino de todos pero, mirándolo bien, nuestro enano seguirá vivo y a él, siempre le quedará Villatopo.
Sin embargo, la entrada en escena de un testigo de excepción tira por la borda todo los planes de su hermano. Caída del cielo o, más bien, del infierno, Shae, la que fuera la amante de Tyrion hasta hace un par de episodios, sume al gnomo en la más profunda de las humillaciones y lo hiere, de muerte, con cada palabra que sale de su boca. Con una cara que nos recuerda porqué Peter Dinklage ha ganado un Emmy y un Globo de Oro gracias a esta serie, Tyrion, incapaz de aguantar las acusaciones de Shae y las palabras de menosprecio y burla que le dirige, decide tomarse la justicia por su cuenta y hacer una confesión. Es culpable, pero no de matar al rey, sino de ser un enano y haber pagado toda la vida por ello. Tyrion no está dispuesto a sacrificarse por algo de lo que no es responsable. Es por ello que decide quitar su vida de las manos de los hombres, para ponerla en manos de los dioses. Que sean ellos quienes decidan… mediante un juicio por combate.
Pero, ¿quién será el caballero que luche en favor de Tyrion? ¿Será Jaime? ¿Será Bronn? ¿Quién luchará en nombre del reino que lo acusa? ¿Cuál será el destino de Tyrion? ¿Aceptará Lord Tywin el juicio por combate? Muchos son los interrogantes con los que nos deja esta entrega de Game of Thrones. Pero yo solo digo una cosa: paciencia, amigos, porque Good episodes are coming, y yo no me los pienso perder.
La semana que viene, más.
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