Ya es mala suerte, de todas las islas tropicales en las que podías caer, tras un naufragio causado por un tormentón, acabas en una dominada por una "Maestro de a Isla" que está como una puta cabra. Vamos, que todavía no te has secado el pelo y ya te das cuenta que no vas a encontrar amables indígenas si no un montón de bichos al cual más hijoputa y unos puzzles que harían tirarse del bombín al mismísimo Layton. Qué mala suerte tienen los personajes que protagonizan Legend of Grimrock II, qué buena suerte tenemos nosotros de que Amost Human Games hayan resucitado el género Dungeon Crawler con esta saga que, con unos pocos arreglos, sabe adaptar a la perfección un género tan añejo a los jugadores de hoy en día.
Hace ya un par de años os hablamos de las maravillas de la primera entrega, y la verdad, poco ha cambiado en el juego en si. Tocar lo que funciona a la perfección generalmente suele empeorar el resultado así que lo mejor era crear una secuela cotinuista en el gameplay e intentar variar en el desarrollo de la aventura. Mientras que en la primera entrega estabas siempre en una gran mazmorra, en la que ibas bajando niveles, esta vez nos encontramos con un mapeado que se expande a lo ancho, a lo largo y a lo profundo, con mucha más variedad de localizaciones que antes, por lo cual el trabajo del pequeño equipo de desarrollo tiene aún más mérito que en la anterior vez. ¿Pero qué es un Dungeon Crawler? Te estarás preguntando si eres un jovenzuelo sin barba o si en tus años mozos no tuviste la oportunidad de jugar a clásicos como Shadowgate.
Un Dungeon Crawler es un juego en el que nuestro único objetivo es escapar de un escenario cerrado (normalmente mazmorras, de ahí el nombre del género) resolviendo puzzles y derrotando enemigos. Aunque también hay en vista aerea lo más representativos se juegan en primera persona y generalmente llevas un equipo de 4 personajes. Que las capturas no os engañen, que el juego se desarrolle en primera persona no quiere decir que se juegue como un sóter, es más, no se parecen en nada, el movimiento de los personajes y de los enemigos es por casillas, como si estuvieras jugando en un tablero de Hero Quest, y el movimiento en diagonal no existe. Esto evidentemente es lo que más marca el desarrollo del gameplay, enfrentarse a un solo enemigo es relativamente sencillo, por muy duro que sea, siempre que tengas 4 casillas para ir moviéndote, el problema es cuando te rodean ya que si te atacan desde los lados o desde la espalda el daño será mayor. Además dependiendo del lado de tu formación que sufra el ataque se dañara a los personajes que ocupen ese lado de la casilla.
Esto causa que el combate sea más estratégico de lo que pueda parecer en un principio, los enemigos suelen ser duros y tienes que pensar muy bien el modo de enfrentarte a las distintas situaciones, muchas veces estarás tentando de parapetarte e ir enfrentándoles de uno en uno, pero debes tener muy en cuenta el nivel tanto tuyo como de los enemigos porque si no posiblemente no aguantes más de unos pocos enfrentamiento seguidos. El juego es duro, no para el género al que pertenece, pero si en comparación con la mayoría de títulos que catamos a día de hoy, quizás por eso la dificultad de la partida es muy configurable, puedes jugar de manera realmente old school con puntos de salvados limitados y sin mapa automático (los más mayores del lugar se acordarán de esos cuadernos de cuadritos llenos de mapas hechos a mano) o de manera más accesible y adaptada a los tiempos de hoy en día. En cualquiera de los casos la experiencia de juegos es muy gratificante y las horas de juego caen una detrás de otra como losas sobre tu vida social.
Aunque francamente lo que de verdad te va a dar dolores de cabeza no son los enemigos, son los puzzles. Generalmente muy inspirados y con una mala leche considerable es de agradecer que apenas se repitan durante la aventura las mecánicas para resolverlos, sí, hay que pulsar palancas, activar losas a presión, utilizar teletransportes, incluso el ciclo noche/día... pero aunque la mecánica y el desarrollo sea común la fórmula del éxito casi siempre es distinta. Muchas veces la solución no es nada obvia y deberás estar atento a cualquier pista que el juego te haya dado, que te encuentres un pergamino con unas indicaciones sin aparente sentido sólo significa que tendrás que dárselo o en algún momento no podrás avanzar. Legend of Grimrock II no es un juego para impacientes, recorrer una y otra vez el mismo lugar hasta encontrar ese detalle que habías pasado por alto o, simplemente, ser alcanzado por ese golpe de inspiración necesario para resolver alguna situación complicada, es el pan de cada minuto, de cada hora y de cada día que pases frente a este título.
Por descontado está que no todo es avanzar sin más hacia la salida de la isla, como todo buen juego de mazmorras habrá un buen puñado de puzzles secundarios, que son los que al final nos nutrirán de un buen equipo para afrontar con garantías los combates más difíciles. De hecho el juego te suele poner a simple vista los objetos más tentadores invitándote a devanarte los sesos pensando en el modo de llegar hacia él. Y por si fuera poco el juego contiene un editor de mapas con el que poder sentirte como todo un Dungeon Master y después compartirlo con el resto de enfermos gafotas que disfrutamos de estos juegos. Seguramente cuando el título tenga un par de meses de vida nos encontraremos con aventuras absolutamente colosales creadas con el editor que darán una vida prácticamente infinita al juego. Quizás no sea un título para todo tipo de públicos, pero es un auténtico caramelo para su audiencia objetiva, que es lo importante.
Para acabar comentar que, como ya me pasó con la primera entrega, me sorprende mucho la plasticidad gráfica del juego teniendo en cuenta lo limitado del estudio creador. No es que sea un derroche técnico pero tiene un aspecto realmente sólido y es muy agradable de jugar, no es que sea un tema importante pero es de agradecer el mimo puesto en el apartado visual, que al final es el que te entra por los ojos.Para mi, si te gusta el género o no has jugado nunca pero te atrae la mecánica... es un auténtico must have, los chicos de Almost Human no solo merecen nuestro amor, también merecen nuestra pasta, así que todos a dársela.