La carta de presentación del juego tiene una pinta fantástica
Una de las cosas que nos gustan de los juegos indies con respecto a los grandes títulos de las mainstreams es, sin duda, la gran personalidad que algunos de estos títulos llegan a tener. Hacer lo que se conoce como un triple-A implica una gran cantidad de recursos, tanto de tiempo como de dinero, por lo que son apuestas arriesgadas valoradas en millones de euros y las novedades siempre son relativas. Pero los desarrolladores independientes, como PocketWatch Games, los creadores de este Monaco: What's Is Yours Is Mine, no tienen el mismo tipo de presión, y por lo tanto pueden probar ideas y conceptos que nunca verías en un triple-A.
Porque de eso se trata. Aquí no hay espectaculares intros, doblajes perfectos, complejos guiones o toda la parafernalia triple-A. Un juego indie tiene que ser original, original y divertido. Y este Monaco lo es, ambas cosas. Nada más verlo llama la atención por su curiosa personalidad. Los muñecotes pixelados, el mapa gris del que sólo se vislumbra aquello que tienes a la vista (¡o que puedes oír, como los pasos de un guardia doblando una esquina!) y la música de pelis de cacos tipo El golpe de fondo hacen de Monaco: What Is Yours Is Mine un juego que te podrá gustar o no, pero desde luego que seguro que te hace como mínimo enarcar una ceja la primera vez que lo pruebas.
Dejemos de divagar y centrémonos en lo importante, que es la experiencia jugable. El juego te pone en la piel de un grupo de ladrones (de hasta cuatro de un total de ocho diferentes entre los que escoger, cada uno con sus propias habilidades) realizando una serie de misiones, las primeras realmente sencillas pero que poco a poco se irán complicando de forma exponencial debido a la mayor y más sofisticada vigilancia, así como por los escenarios más amplios entre los que cumplir tu misión y escapar de allí con vida.
Como cada personaje es diferente la estrategia a seguir será obviamente diferente en cada caso, pero solo de una forma relativa porque todo el juego se basa en el principio del sigilo. Así, tenemos a un hacker capaz de cepillarse cualquier sistema electrónico, una espía que es capaz de captar dónde está cada enemigo en el mapa, una mole que puede atravesar paredes, un psicópata que es una máquina de acabar con sus enemigos silenciosamente por la espalda... y así, hasta ocho, cada uno de un color diferente. Ir a lo loco a través de los escenarios sólo provocará que terminemos huyendo (o muriendo, si no encontramos la manera de ocultarnos rápidamente), y tener la capacidad de eliminar a algunos enemigos será útil sólo en determinadas circunstancias, pero habrá que tener en cuenta que nunca podremos eliminarlos a todos. Y a muchos no los eliminamos, sólo los dormimos, temporalmente.
Por suerte, el juego tiene repartidos por todo el escenario varios botiquines, los cuales no serán visibles hasta que los encuentras en tu devenir por las estancias de las misiones. Porque esto también forma parte del núcleo del juego. A veces sabremos cómo es el lugar en el que estamos (aunque aparecerá en gris todo aquello que no esté en nuestro campo de visión, que es casi todo el mapa), y otras simplemente nos rodeará la famosa “niebla de guerra” habitual en los juegos de estrategia, es decir, todo estará negro y tendremos que recorrer estas partes del escenario para saber qué hay escondido ahí. Esto hará que excepto en el caso de un personaje en concreto, ninguno de los jugadores conocerá lo que se esconde detrás de cada puerta hasta que la cruce, o si hay una cámara de seguridad al otro lado de la esquina hasta que la doblemos. La tensión motivada por este sistema a caballo entre la estrategia más sosegada y la acción cuando somos descubiertos, provoca que la exploración sea algo más emocionante que simplemente ver qué se esconde en ese trozo negro de pantalla, os lo aseguramos.
Uno de los mejores aspectos de Monaco es que se puede jugar solo en el papel de los cuatro personajes que hayamos elegido (y cuando nos eliminan escogemos a otro, así hasta acabar con las cuatro vidas que poseemos), o jugar en el modo cooperativo, ya sea online o en el mismo ordenador con algún amigo. Si bien la parte online es menos reconfortante al jugar con desconocidos (básicamente, porque dependemos de a saber quién, más de una vez, y de dos, me han dejado en la estacada), jugar en cambio con alguien al lado recuerda a aquellos tardes de partidas con algún amigo en casa (¡o en los recres!), pudiendo en verdad combinar esfuerzos para pasarse el nivel o simplemente divertirse haciendo un poco el cafre. Y es que no es lo mismo jugar codo con codo que... ¿cómo decirlo?, ¿ratón con ratón?. No, no es lo mismo...
Pero en cualquier caso, se juegue solo o acompañado, juegos como Monaco: What Is Yours Is Mine es por lo que deben existir los juegos indies. Retador y divertido, su personalidad atrapa y hace que quieras volver a intentar una misión una y otra vez, simplemente para ver si aquella locura que se te acaba de ocurrir sería posible hacerla. Totalmente recomendado a poco que te haya gustado un juego de comerse la cabeza o de utilizar el sigilo.
Monaco está disponible para Windows y XBLA a un precio aproximado de 15€ en descarga digital. Accede a la web oficial para más información.