ANÁLISIS: Once Upon a Jester

Una teatral joya indie

Loquisimamente enamorado me he quedado con una de las propuestas más divertidas del mundo indie de este año.

Y es que de manos del estudio Bonte Avond, os traigo una experiencia musical - narrativa - medieval que me ha sacado la sonrisa, me ha emocionado, y me ha hecho tener muchas ganas de contaros que propone este Once upon a Jester.

Entrar en Once upon a Jester, es entrar al trapo de una experiencia simple y variada en su jugabilidad. Que nos cogerá de la mano y nos arrastrará a un musical en toda regla, como pocas, o ningunas, veces os habréis cruzado en el mundo de los videojuegos. Planteando una curiosa experiencia donde la narrativa está por encima de todo. Pero uniéndose sabiamente a esa interacción que aporta el mundo de los videojuegos, que nos convierte en protagonista de esta músical experiencia.

Eso sí, tengo que empezar diciendo, que aunque todo suene a música, olvidaros de ritmos cosas por el estilo. Aquí nos encontramos ante una parte jugable que se asemeja más a una aventura interactiva con pequeños minijuegos y elecciones de acciones y decisiones, que a cualquier otra idea mental que tengáis. Un juego donde charlar con los habitantes de este mundo, el ser observador, intuir los pensamientos y sentimientos de la gente, y saber reaccionar ante situaciones inesperadas, forman ese compendio jugable tan particular y minimalista.

Unas bases jugables que nos lleva a controlar a Jester, haciéndonos pasar por situaciones que nos llevan a; crear obras de teatro, a una colección de ramos de flores por lo que agrademos al público, a temas musicales participativos, y a unos pequeños juegos de pulsación que os irán sorprendiendo por lo bien integrado que están con la narración y con esos pequeños lugares, que con cierta libertad, nos dejarán descubrir y ver evolucionar día tras día ante nuestros ojos.

Tengo que dejar claro y recalcar, que esta parte jugable es muy particular, por lo que no quiero que os llevéis una desilusión con este apartado, por lo que dejaros llevar por la experiencia y olvidaros de mecánicas complejas... aquí hemos venido a disfrutar de la esencia del lenguaje de los videojuegos.

Siendo aquí donde entra esa divertida historia, contada como si de un teatro musical se tratase. Y en dónde nuestros protagonistas, un robo de un diamante, y una princesa maldita, se unirán en una experiencia narrativa sobresaliente. De la cual no os quiero destripar demasiado.

Y es que el guion y la forma de tratar toda la historia, nos va a ir llevando por ingeniosos diálogos, situaciones surrealista, y una línea argumental adulta, sin miedo a tocar temas muy particulares y controvertidos de forma muy sutil tras un velo de refinado humor negro y mucho sarcasmo fantásticos-medieval.