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Análisis Patfhinder: Kingmaker Definitive Edition

Publicado el 01 septiembre 2020 por Jorge Farinós Ibáñez @Living_PS

Bajo el paraguas de una licencia triunfadora en el mundo de los juegos de mesa y, sobre todo, en el de los juegos de rol, nos llega este Kingmaker, un RPG que promete devolvernos las sensaciones que disfrutamos con juegos como Baldur’s Gate o Nevewinter Nights acercándonos lo más posible a la experiencia rolera de lápiz y papel. Veamos hasta dónde llega en su propósito.

Análisis Patfhinder: Kingmaker Definitive Edition

Ambición y tradición, como carta de presentación

Valga el pareado para ilustrar dos características que, evidentemente, los desarrolladores han querido plasmar en el título. Por un lado el respeto por títulos que ya triunfaron en su intento de volver a las fuentes del pasado, utilizando aquello que ya funcionó sin tratar de innovar demasiado en cosas que no necesitan “arreglo”. Especialmente apreciables son las influencias del más reciente de los títulos de ese tipo Pillars of Eternity.

Por otro lado, se descubre la ambición en ideas tan arriesgadas (y sugerentes) como la inclusión dentro de las mecánicas del RPG, de un gestor de reinos en el que deberemos estar pendientes de las preocupaciones de nuestra población, las sugerencias de nuestros nobles y las exigencias de todo aquel que se sienta con derecho a exigirnos. Y creedme si os digo que no es un mero añadido sin profundidad. La cosa tiene miga.

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La historia de un aventurero que llegó a Barón

Aunque “Kingmaker” se llame el juego, el cargo que se nos ofrece al comenzar nuestra aventura no es el de Rey si no el de Barón. Eso sí, pronto descubriremos que no difieren mucho. Para conseguirlo deberemos cumplir un cometido muy concreto junto a un grupo de aventureros. Tendremos que tratar de liderar el grupo en la tarea de derrocar al actual barón de las tierras objetivo, de tal manera que el resto considere apropiado que el puesto sea para nosotros. Toda esta primera parte del juego es larga y repleta de lugares que visitar, misiones secundarias, y decisiones que irán forjando nuestra relación con un grupo que sufrirá escisiones y nos pondrá en bretes cada dos por tres.

Y  es que, los que hemos jugado al rol lo sabemos, los conflictos son la mejor forma de provocar que los personajes se definan y dejen ver su verdadero alineamiento (todo eso de si eres legal, caótico, malvado…). Y por conflictos no será. Las relaciones con tus compañeros y otros personajes del reino, se irán tejiendo por medio de largas conversaciones. Y en cada una de ellas, tus reacciones serán importantes para marcar el futuro de esos vínculos.

Una vez completemos esta primera parte del juego (que bien podría ser un juego completo, de alguna que otra compañía), se nos concederán los designios de la región en la que nos encontramos, y se nos nombrará Barón de las tierras. Os aconsejo fervientemente, que antes de llegar a este punto exprimáis bien el primer capítulo con el fin de alcanzar el máximo nivel posible con vuestro grupo de aventureros.

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Tus tierras, tú responsabilidad

No tardarás en descubrir que compaginar la vida de aventurero con cubrir las necesidades de toda una región (y tratar de expandirte) no es tarea fácil. Numerosos eventos y proyectos requerirán de tu atención, y tendrás que elegir a uno de tus compañeros de fatigas para que se encargue de llevarlas a buen término. La elección de estos, no te privará de su compañía durante tus aventuras “de a pie”, pero sí provocará que otras tareas del mismo tipo queden sin atención hasta que esa haya concluido.

Y aquí llegamos a uno de los puntos clave del juego: el tiempo. Así como muchos títulos juegan con el ciclo día-noche sin que tenga una relevancia más que anecdótica en el devenir de la historia, en Pathfinder: Kingmaker el paso del tiempo es vital. Y lo es en sus dos dimensiones: como gobernante de las tierras, y como aventurero.

Análisis Patfhinder: Kingmaker Definitive Edition

Como gobernante tendrá una importancia capital elegir esos eventos y proyectos de los que antes hablábamos midiendo bien el tiempo que llevará cada uno. En ocasiones será más rentable utilizar a uno de tus asesores para llevar a cabo dos tareas de 12 días, que embarcarle que una única tarea que le va a tener ocupado 30 días. Pero claro, también debemos sopesar las recompensas por acabarlas, y las penalizaciones por dejarlas pasar.

Como aventureros, deberemos tener muy en cuenta la importancia del descanso ya que gracias a él sanaremos ciertas heridas, recuperaremos hechizos gastados durante el día, y perderemos efectos negativos que nos lastren. La cruz de esa moneda serán las múltiples misiones que tendrán un componente temporal, y que nos irán apremiando a medida que el tiempo pase. Y el descanso, es la forma más rápida de “perder tiempo”. Las largas caminatas que deberás abordar para ir a puntos concretos también te harán plantear bien tus viajes para optimizar el tiempo empleado en estas acciones.

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Jugabilidad depurada, pero no perfecta

Si has jugado a títulos como Divinity Original Sin o Pillars of Eternity nada te resultará demasiado extraño. Quizá algunas acciones podrían haberse facilitado o resuelto de forma más intuitiva  (como la ardua labor de situar objetos y pergaminos en la barra de acción rápida), pero en general  el juego no se tarda en dominar en cuanto a controles.  Eso sí, no esperemos que el juego nos lleve de la mano, pues desde el primer momento tendremos que navegar por las innumerables y profundas opciones que nos ofrecen los personajes: desde su creación  hasta el desarrollo. Y todo esto en perfecto inglés (y no un inglés cualquiera, pues el uso de giros y palabras arcaicas, están a la orden del día). Porque sí, sintiéndolo mucho os debo decir que el juego a día de hoy no está en nuestro idioma. Y el juego tiene unas horas de lectura, no creáis…

Será de gran ayuda que lleguéis habiéndoos familiarizado con las reglas propias de Dungeons & Dragons (tanto si habéis jugado a sus juegos de rol, como si os habéis sumergido en videojuegos con su licencia). Y esto se debe a que Pathfinder, el juego de rol, se originó como una evolición de la versión 3.5 de D&D, lo que lo hace realmente parecido e inteligible para los conocedores del primero.  Los que no tengáis esa suerte, tendréis que pegaros un poco más con sus sistemas de bonificaciones a la armadura, ataques, armas y hechizos, pues será realmente útil para sacar partido a los personajes desde un principio.

La inclusión del combate por turnos en esta versión es, para muchos de nosotros, una gran noticia. Aunque no es oro todo lo que reluce. A pesar del mayor control táctico que esta opción ofrece, también puede resultar frustrante (sobre todo al comienzo del juego) pues la cantidad de tiradas fallidas de nuestros personajes  – e incluso de los enemigos – nos traslada una sensación de pérdida de tiempo.  Es por esto que aconsejo, sobre todo en los combates menos comprometidos tácticamente, utilizar el modo normal de combate, que en cualquier caso nos permite pausar cuando así lo deseemos para ordenar a cada unidad acciones distintas.

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Empinada curva de dificultad

Y es que, Pathfinder: Kingmaker, está lejos de ser un juego amable y accesible para cualquiera que quiera un juego de fantasía medieval casual. Al menos en su dificultad Normal (las superiores no quiero ni imaginarlas). Desde el principio el juego nos dejará claro que no es su intención que nos relajemos y nos dejemos llevar. Tendremos que estar siempre muy atentos a cualquier posibilidad de mejora, o de cambio en nuestras características y/o armamento para hacer frente a ciertos desafíos.

Tú mejor amiga, como suele ocurrir en este tipo de juegos, será la opción de guardado rápido (aunque el guardado es menos rápido de lo que debería). Si lo utilizas con frecuencia te librarás de algún susto que otro, ya que no sólo los previsibles “monstruos finales” de una misión, son realmente peligrosos. Más de un encuentro fortuito te hará replantearte el camino escogido.

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El apartado técnico… y vamos cerrando

Nada va a sobrecogerte en Pathfinder: Kingmaker. Si bien todo está a una altura aceptable, algunos de los escenarios que encontraremos nos trasladarán una impresión 2D que se debe a un estilo pictórico en algunos fondos que no acompaña a la hora de provocar un efecto de volumen. Las animaciones, sobre todo en combate, tampoco acaban de convencernos,  resultando repetitivas y en algunos casos algo antinaturales. Aún así, el colorido y los luminosos efectos de cada hechizo que lances, combinado con un rico conjunto en detalles, hará que la experiencia sea suficientemente satisfactoria. Máxime cuando se trata de un juego con tantísimo contenido como este Definitive Edition, y a precio reducido.

En cuanto a sonido y, sobre todo, apartado musical, si podemos estar satisfechos. Las partituras incluidas acompañarán nuestros viajes con una mezcla de epicismo, fantasía y sonidos que nos trasladan a mundos mágicos. Sin duda, un apartado de lo más cuidado.

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Conclusiones

Si juegos como Baldur’s Gate, Neverwinter Nights o las más recientes sagas Divinity Original Sin o Pillars of Eternity, fueron fuente de innumerables horas de diversión para ti, y te dejaron huérfano de aventuras cuando los terminaste, sin duda este juego es para ti. De hecho, con ser un mero aficionado a los RPGs  occidentales, podríamos asegurarte que Pathfinder: Kingmaker te dará muchas horas de buen entretenimiento y épicas batallas.

Ahora bien, debes saber que no es un juego tan depurado como alguno de los máximos exponentes del género, y que no es un título para todo el mundo. Tu compromiso con él debe ser mayor, ya que deberás superar esa ardua curva de dificultad inicial y deberás hacerlo leyendo una buena cantidad de texto en inglés (más allá de la literatura que nos proporcionarán los personajes y misiones).

La administración del tus tierras también requerirán tu atención y tu compromiso ya que, aunque es cierto que pueden auto-gestionarse mediante una opción de menú, te estarías perdiendo una de las mejores partes de Pathfinder: Kingmaker y, desde luego, la que le convierte en un RPG diferente al resto.

Jugabilidad - 80%
Gráficos - 60%
Sonido - 85%

75%

Si echas de menos los gloriosos títulos RPG occidentales de antaño (y no tan antaño), sin duda disfrutarás de este exigente juego de rol ambicioso e inmersivo. Sólo necesitas ganas de perseverar y un nivel de inglés decente.

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