No solemos evaluar de igual manera un título independiente y un triple A. Hay que saber distinguir. Y dentro del primer grupo de juegos, hay una gran cantidad de títulos que tienen algo que lo hacen diferente del resto. Y en ese grupo está Pony Island, y en donde más que algo, tiene una huella abstracta, algo más que una simple diferencia frente a otros juegos, un título que no es para nada recomendable para cualquiera, y que tienen un lado macabro no apto para cualquier persona.
El encargado de dar “vida” al juego es Daniel Mullins Games, con un par de compañeros, Jonah Senzel en la música y Simon Jenkins diseñando lo que veremos en nuestras pantallas del ordenador e intentaremos explicaros de la mejor forma posible, porque el juego tiene miga.
ANÁLISIS
VERSIÓN DISPONIBLE
PC
VERSIÓN ANALIZADA
PC
DESARROLLADOR
DANIEL MULLINS GAMES
DISTRIBUIDOR
DANIEL MULLINS GAMES
VALORACIÓN
8,8
NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS
Historia como tal, podríamos decir que no tiene. Pero explicando lo que sucede en el juego, es que tendremos que salir y liberarnos de una máquina arcade, nuestro propio (o no) ordenador, que parece ser haber sido hackeado por el mismísimo Diablo. Y aunque el Diablo sabe más por viejo que por Diablo, bien es verdad que a la hora de programar no tiene la soltura ni tampoco el conocimiento suficiente, por lo que todo lo que veamos es el caos. Literalmente. Y es el a fin de cuenta, nuestro objetivo es hacer funcionar un juego repleto de bugs y adversidades para que nunca nos lo pasemos, ya que cuando morimos, nuestra alma es absorbida por el dueño del ordenador que estamos toqueteando. ¿No sabe programar el Diablo o no ha querido saber?
Tenemos que meter a Pony Island dentro de un género. Y es en el de puzle en el que hemos considerado la mejor opción, pero Pony Island es más que un simple juego de puzle. Hay suspenses, dudas, irrealidad, cosas abstractas y pocas cosas dentro de lo común.
Si lo que llevamos visto del juego, pensáis que es abstracto (que lo es) será con las mecánicas cuando os convenzamos ya a quienes aún dudáis de esto.
La mecánica del juego podremos resumirla con la frase “programar bien y corregir los errores”, pero os explicaremos bien cómo se hace. Casi a cada paso que demos, el juego tiene un error de programación o simplemente una buena programación que hace que no podamos avanzar y obligatoriamente nuestra partida llega a su fin. Cada error, tiene una solución, que deberemos ir buscándola en las opciones o interfaz de nuestro ordenador virtual, ya que recordamos, el juego consiste en hacer funcionar correctamente un juego a partir de la propia programación del mismo mediante un ordenador.
Programaremos pero tranquilos, con sencillos pasos en los que tendremos que ir moviendo piezas para que siga todo en orden, cambiaremos opciones de sonido, de efectos… cualquier cosa vale y debemos investigar para dar con la tecla.
Nada de esto tendría sentido sin un control sencillo basado en el ratón y en las letras del teclado a la hora de responder ciertos comandos.
La duración como siempre, es muy relativa. Estamos ante un juego que podemos tardar tanto tiempo como el que no nos demos cuenta de hacer algo por sencillo que sea o por accesible. Cosas poco comunes, que lo mismo una persona termina el juego en poco más de tres horas, que otra necesita el doble. Por lo que no podemos hacer una duración estimada.
Y la dificultad no solo viene regida a aquellos que no dominen el inglés. No es que se vaya a utilizar vocablos raros ni nada, pero algunos puntos en las conversaciones que tendremos con quien nos está poniendo a pruebas tenemos que saber bien qué nos dice
La inteligencia artificial de todo el juego está codificada y predeterminada, por lo que o hacemos las cosas bien, o no avanzamos. Y solo hay una solución posible y una manera de hacer las cosas, por lo que no dependéis de nada salvo de preocuparos de hacer las cosas como el Diablo quiere.
En lo técnico Pony Island viene a ser un juego indie sin nada en lo que destaque ni tampoco haciendo las cosas mal. Cumple con lo que ofrece sin pena ni gloria. En lo visual, la parte jugable con nuestro poni viene a ser una estética pixelada con enemigos de igual diseño. Y en cuanto a la estética de la programación, lo más exacto que podemos es que estamos ante lo más cercano al sistema operativo ya olvidado Ms – Dos.
En el apartado sonoro la melodía puede llegar a desquiciar en algún momento al jugador, y es que el ritmo es tétrico.
NUESTRA OPINIÓN FINAL
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Hablar de juego independiente del año en la primera quincena del mes de Enero son palabras mayores, aunque no estamos desencaminados diciendo que sí que va a estar entre los mejores juegos juegos indies del año. Un juego que deja huella entre quienes se atrevan a jugarlo, que no está destinado para cualquiera y que con toda seguridad es un juego distinto y de los que no hay similitudes algunas entre algún otro juego. Daniel Mullins y su pequeño equipo no marcarán un antes y después en la industria, pero sí saben poner su granito de arena en este mundo y, por si fuera poco, traer algo diferente, que a estas alturas se agradece y mucho.
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