No son pocos los que, ante el éxito fulgurante de un título, se apuntan a remedar sus mecánicas (o aquello que le haya hecho llegar al público) para tratar de arañar un poco de ese éxito en su beneficio. Algo así pasó con la saga Saints Row.
Un poco de historia
Fue en 2011 cuando Saints Row: The Third apareció para PlayStation 3. Prometía “más de todo” aquello que ya nos habían dado las anteriores entregas de la franquicia: esto es, un clon desenfadado y menos pegado a la realidad, de lo que Grand Theft Auto nos ofrecía. Y vaya si lograron ese “más de todo”.
Si bien en el Saints Row 1 y 2 el desenfado era relativo, en una ambientación parecida pero algo más orientada a “pandillas” que ha grandes organizaciones mafiosas (como en GTA), en Sanits Row: The Third todos quedamos sorprendidos. Algunos hasta escandalizados. El nivel de absurdo en todos sus apartados sobrepasaba cualquier cosa vista hasta la fecha y le hacía entrar en una subcategoría totalmente diferenciable del género al que pertenecía GTA.
El absurdo como objetivo
Recuerdo cuando lo probé por primera vez . Había escuchado todo tipo de comentarios sobre él, y pensaba que no sería para tanto. Tarde poco en blandir como arma un enorme dildo morado con el que eliminaba enemigos a golpe de gónada como el que barre hormigas, y comprendí que sí, que “iba a ser para tanto”.
Pero por supuesto, no queda ahí el absurdo, en pequeñas anécdotas relativas a objetos, o personajes (es increíble la fauna urbana que puedes llegar a encontrar por esas calles). La cosa salpica y de lleno a la trama, los diálogos, y a la impresionante variedad de actividades que puedes encontrar a lo largo y ancho del mapeado (chuleo, fraude al seguro, derbi de demolición, caos…)
Todo parece estar hecho en esta tercera entrega para ofrecer diversión a raudales creando toda la controversia posible. Y por supuesto así sigue, en esta edición Remastered no ha cambiado un ápice de ese tono. Más bien, podemos asegurar que ha aumentado, gracias al añadido de contenido. Tan loco como el propio juego.
Lavado de cara y ¿puesta a punto?
Pues sí. No puede decirse que no se note. Que el juego está gráficamente desfasado (cómo no, teniendo casi diez años de antigüedad) es innegable; y que no aguanta una comparación con GTA V, que también tiene sus buenos siete años, también es verdad.
Por eso, aunque las texturas que pueblan el juego, los efectos de luz y sombras, e incluso algunos efectos de partículas, se hayan visto remozados, nos resulta del todo insuficiente para justificar una supuesta “puesta al día” de un título que tampoco en lo jugable está a la altura de lo que hoy puede verse.
Y es que no parece que se haya retocado ningún aspecto jugable. Sí es cierto que cuando comienzas el juego ya podrás contar con algunos vehículos de fantasía en tu garaje, artículos de ropa y muchas más cosas que en el título de 2011 tenías que conseguir a base de dinero (ficticio, se entiende).
Conclusiones sobre la versión
La pregunta parece ser: ¿merece la pena adquirir Saints Row: The Third Remastered a estas alturas? La respuesta no es fácil, máxime cuando los gustos de cada cual juegan un papel importante en ella. Pero simplificaría la cuestión aseverando que, si no has jugado a la versión anterior del juego, y lo que has leído en este artículo te resulta atractivo, no creo que salgas decepcionado de la experiencia que ofrece Saints Row: The Third. Sólo recuerda que no estás ante un juego de esta generación.
Si ya lo jugaste en la PS3, incluso en el caso de que te lo pasaras en grande con él, te aconsejaría que antes lo probaras. Puede que el contexto haya cambiado lo suficiente como para que el recuerdo que tienes de él no se compadezca con lo que te puede ofrecer hoy en día.
Jugabilidad - 65%
Gráficos - 60%
Sonido - 70%
65%
Si ya os gustó en PS3, o si os quedasteis con ganas de catarlo, quizá esta sea vuestra oportunidad de disfrutarlo. Pero no olvidéis que es un juego que no ha envejecido demasiado bien... a pesar del lavado de cara de su apartado gráfico.
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