Perros-torretas y macarras apocalípticos
El maravilloso mundo indie me sigue sorprendido con curiosas ideas, y mezclas a priori locas. Pero que, con buen trabajo, con interesantes conceptos y, ante todo, con mucha imaginación, consiguen hacer batidos jugables realmente divertidos.
Justamente eso es lo que nos propone la buena gente de Stonebot Studio, con este divertido The Last Friend. Una experiencia perruna, que no te va a dejar indiferente en ninguno de sus aspectos, y que, sin dudarlo, os va a hacer disfrutar de una mezcla muy bien lograda de estrategia y mamporros a tutiplén.
NOTA: 8
Entrando directamente en la jugabilidad de esta perruno apocalíptica propuesta. Esta sorprende por la mezcla de dos tipos de juegos que parecían no encajar, como ya os he comentado, pero visto lo visto lo hacen muy bien. Estos serían los juegos de defensa con torretas, y la lucha callejera. Y todo sobre un terreno de juego dividido por carriles que claramente recuerda a mi adorado juego que mezclaba plantas y zombis.
La parte basada en la defensa con torretas. Nos propone los conceptos básicos de ese tipo de juego, es decir, recolectar chatarras como base monetaria del juego. Con las cuales podremos construir diferentes elementos de defensa en una cuadricula para impedir que ejército de matones de todo tipo lleguen a nuestra caravana y nos las destrocen.
Unas torretas que llegan en forma de perros con diferentes habilidades y potenciales. Con capacidades de mejora. Que iremos desbloqueando progresivamente a medida que lo rescatamos. Y donde ciertos tintes roleros, con subidas de niveles y personalizaciones de estos que nos aportan montemos estrategias defensivas muy interesantes.
Por otro lado. Esta la parte más activa, tanto desde el punto de vista defensivo como de gestión. Y es que controlamos a un aguerrido personaje llamado Alpha. El cual podremos mover a través de los diferentes carriles que divide los escenarios con total libertad. Tendremos la misión de construir, recolectar, potenciar y arreglar las diferentes torretas. Todo bajo un menú circular muy accesible, pero no todo lo preciso que desearía.
Pero más allá de la capacidad de construir de nuestro colega, su parte más curiosa es la de tener las capacidades de luchar contra todos los enemigos que se nos acerquen por la zona en las diferentes oleadas. Poseyendo un sistema de combate muy sencillo. Donde golpe de puño, patadas y agarres, que podrán combinar, son las simples bases para repartir estopa a todo el que se ponga a tiro. Teniendo principalmente importancia saber en qué carril ayudar, más que dar golpes sin sentido a todo lo que se acerque.
Por lo que respecta a los enemigos. Estos son igual de variados que las propias torretas perrunas. Teniendo cada uno de ellos unas características muy marcadas, que tendremos que saber cómo tratar. Y entre los que destaca los grandes jefes que nos encontraremos de vez en cuando, y que consiguen ponernos en dificultades mayores que en el resto del juego. El cual por cierto no es especialmente difícil para los experimentados en este tipo de juegos.
Por cierto, no puedo dejar de destacar, que me he encontrado con un mapeado esquemático, con una buena progresión en cuanto a la aparición de conceptos y, personajes amigos y enemigos. Al que se le suman lugares donde podremos mejorar, como ya os he comentado, a nuestros amigos perrunos, y además a nuestra propia furgona.
Por otro lado, no podía faltar una historia para darle sentido a este universo apocalíptico. Donde la importancia que han cogido los perros para lo que queda de ella, hará que el robo y el tráfico de ellos sea lo que mueve a las mafias. Mola mucho el concepto, aunque poco más avanza.
Desde el punto de vista gráfico. Es un juego con un diseño artístico realmente original y con personalidad. Con unos escenarios y personaje con bastante carisma, un divertido trazado, y un bien gestionado colorido, que fluye por pantalla de forma muy espectacular.
La parte sonora tampoco pinta nada de mal. Y es que más allá de una buena cantidad de efectos sonoros, una bien tratada ambientación sonora, y una música que le viene genial para darle intensidad a la acción cuando lo necesita.
Por desgracia, el juego llega totalmente en inglés. Y pese a que no tiene un nivel muy alto, siempre uno se puede perder algo.
En conclusión, deciros que The Last Friend es un juego realmente adictivo, muy divertido y realmente original. Habiendo sabido compenetrar con sabiduría, esos dos conceptos tan dispares de lo que os he hablado.
Una experiencia, única, especial y muy chula a nivel técnico. Que puede suponer un punto de partida para una curiosa mezcla de géneros de donde pueden salir cosas muy curiosas, y mucho más complejas. Pero hay que reconocerle el merito a este The Last Friend, sus perros-torretas, y a su apocalipsis.
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