Reese y Mr. Finch, la pareja del año
Nota: 7
El sello de J.J.
Abrams, productor ejecutivo en esta ocasión, siempre provoca que a muchos nos den ganas de poner pies en polvorosa, no
vaya a ser que nos la vuelva a meter doblada. No hace falta que os
recuerde nada sobre una isla por la que muchos seriéfilos
han formateado sus discos duros mientras otros la elevan a los altares como si se tratara de un becerro de oro. Tampoco podemos borrar de la memoria la reciente Alcatraz,
otra propuesta con tintes similares a Lost
que ha terminado yéndose por el desagüe sin que les diera a tiempo a vacilarnos durante un par de temporadas. El
apellido Nolan, en cambio, es sinonimo de conceptos muy diferentes, aunque esta vez no nos referimos a Christopher, al que seguiremos fielmente
a las salas de cine este verano, sino a su hermano pequeño Jonathan, creador de la serie obejto del análisis, quien como muchos sabréis, fue uno de los responsables del fantástico guión de The Dark Knight. En su primera incursión televisiva, Nolan 'Jr.' ha sabido ofrecer un procedimental implacable que nos ha deparado importantes dosis de adrenalina, erigiéndose como uno de los descubrimientos del año, a pesar, eso sí, de una estructura algo rígida.
El análisis completo de la primera temporada de Person of Interest, tras el salto.
Person of Interest
no ha supuesto una gran novedad al género de ciencia-ficción. A la memoria nos
vienen los casos para la gran pantalla de la infravalorada Minority
Report o la rescatable Enemigo Público
Nº 1 del afamado Will Smith. Al
igual que en estas películas, la serie producida por el tándem Nolan-Abrams se empeña en retratar el dilema
que supone tener el poder absoluto sobre una máquina que no sólo refleja lo que
está pasando, sino que también es capaz de prever lo que va a ocurrir. Durante
esta primera temporada, la serie de la CBS tampoco ha querido encharcarse demasiado en discusiones morales sobre el coste de la
protección absoluta, no obstante, es evidente que será una de las líneas argumentales
que tendrán más relevancia en el futuro, ya que empiezan a denotarse ciertos tintes en la trama reveladores de que la ambición por dicho poder y la forma de utilizarlo serán parte de las tramas básicas.
Como ya he comentado, el primer tramo de temporada se me
hizo algo espeso, quizás más por mi preferencia hacia las líneas argumentales continuadas en detrimento de los procedimentales. Sin embargo, fue su dúo protagonista lo que captó mi atención poderosamente, una pareja que conecta como
pocas y que puede convertirse en un referente clásico de la pequeña pantalla.
Y es que, seguramente, nadie esperaba menos de un Michael Emmerson que cautivó a todos los Losties con su endiablado Ben
Linnus. Su Mr. Finch puede
llegar a ser tan hermético como su anterior personaje, sólo que en esta ocasión,
es uno de los buenos. Jim Caviezel, actor
cuya carrera en el cine se vio estancada a pesar de protagonizar la obra
maestra de Terrence Malick, La delgada línea roja, convence con su John Reese (o "el hombre trajeado") en su
rol de tipo duro, gracias en gran parte a
problemas de inexpresión o falta de talento del intérprete. No
obstante, ambos protagonistas han demostrado ser parte de un todo. Finch es a Reese lo mismo que Watson
a Holmes, dos personajes con poco
que perder que buscan la redención. Además, el juego del ratón y el gato que se
traen entre manos representa un recurso brillante a la hora de dar a conocer a
los principales a lo largo de la temporada. En contraposición se encuentran los detectives Fusco (Kevin Chapman) y Carter
(Taraji P. Henson), que resultan carentes de todo interés ante la
nula capacidad de los actores para dotar de credibilidad a sus personajes (por mucho que se esfuerce la madre de Benjamin Button).
La base procedimental de Person of Interest se mantiene a lo largo de sus 23 episodios, pero los recurrentes flashbacks y otras líneas argumentales hacen que la
serie gane enteros sensiblemente. De hecho, no son pocas las posibilidades que
los guionistas han ido abriendo, desde
la corrupción policial que asola New York, hasta las reyertas entre los
capos de la ciudad, por no olvidar el pasado que acosa a Reese y al renqueante Sr. Finch. Todo ello, rodeado de una
dirección artística muy atractiva a ojos del espectador que, sin embargo, eso sí, en
ocasiones se ve ensombrecida ante alguna escena de acción atropelladamente efectuada.
Y es que hay que tener presente que Person of Interest es también una serie de
acción que recuerda a la cancelada Human
Target, con la que mantiene no pocas similitudes.
En definitiva, se puede concluir que Person of Interest no arranca con fuerza hasta mitad de temporada, pero
una vez que la supera, podemos afirmar que la serie de Nolan tiene cuerda para rato. A pesar
de haberme declarado poco amante de los procedimentales, Person of Interest ha sabido intercalar a la perfección sus
episodios auto-conclusivos, siendo muchos de ellos verdaderamente memorables,
con Elías y la trama que rodea al origen de la máquina y al impacto real que puede ejercer en los que la usan para fines inmorales. Sin embargo, bien es sabido que todas las series se enfrentan a su prueba de fuego en la segunda temporada,
donde se confirma si estamos ante un producto de largo recorrido o tan solo
vimos un chispazo de calidad. Yo, al menos, esperaré con ganas el próximo año
para comprobarlo.