Raylan se apunta otro tanto con una temporada magnética
Si hace unos años todos estábamos atrapados por las
peripecias de Vic Mackey y sus
chicos, que duda cabe que el canal de cable FX lo ha vuelto a conseguir regalándonos otro drama policíaco de
los que dejan huella en el panorama seriéfilo. Sin embargo, ambas series son
tan dispares y complejas que uno no hace
sino sentirse afortunado de poder degustarlas. En su tercer año (la cuarta temporada ya está confirmada), Justified se sigue mostrando como una serie pausada donde la perfecta
ambientación sureña recrea una atmósfera de viejas
heridas en la que la ley del más fuerte se impone como si estuviéramos asistiendo a
uno de los clásicos westerns de Sergio
Leone.
¿Quién será el último vaquero del condado de Harlan en pie? Descúbrelo en nuestro análisis de la tercera temporada, tras el salto.
Desde luego, este año Justified
lo tenía complicado para dejar alto el listón después de una segunda temporada
apasionante gracias sobre todo a una extraordinaria Margo
Martindale en el papel de Mags
Bennet (su epílogo final, imborrable de la memoria), no obstante, podemos
estar de enhorabuena porque Justified
ha vuelto a demostrar que es un producto de una genuina genialidad no fruto de la
casualidad, sino de unos guiones trabajados hasta decir basta por el mítico autor de la novela original Elmore Leonard, y si bien ésta no ha sido la mejor temporada de las tres que hemos contemplado
hasta ahora, quizás podamos afirmar que estamos ante la que más testosterona ha irradiado gracias a la enorme cantidad de gallos que se han pavoneado este año en
el corral de Harlam…
Una de las claves que han convertido esta andadura en una
temporada eléctrica es la enorme cantidad de frentes abiertos con los que nos hemos topado, aunque todos ellos han quedado siempre eclipsados por el malo de la
temporada, que no ha sido que otro que Robert
Quarles (Neal McDonough). Elegante, casi albino y recién llegado de Detroit, Bobby acude al pueblo de Harlam para convertirse en
el nuevo rey midas del crimen en representación de los intereses de la familia de la ciudad (Adam Arkin promete como nuevo gran
villano como capo mafioso). No obstante, como veníamos diciendo, esta season ha supuesto también un punto y a
parte que consigue recomponer las piezas
del tablero para próximas partidas: la rivalidad entre Boyd y Limehouse, la
incorporación del propio Ellstin en el tablero, la complicada relación de
Winona, Raylan y el hijo que está en
camino, la mafia de Detroit…
Neal McDonough
está sencillamente eléctrico en el papel de Robert Quarles consiguiendo dar forma a un criminal magnífico que
ralla la descripción de psicópata de manual. No obstante, toda esa elegancia y gélida pasividad fruto
de una mente calculadora se va un poco al traste en unos últimos capítulos cuando un cada vez más desequilibrado Robert no hace sino dar palos de ciego ante su
imposibilidad cumplir sus propósitos para desgracia de Boy. A partir de entonces, Quarles no es sino un cadáver andante
e imprevisible que busca alguien que ponga
remedio a sus sufrimiento, lejos de un Wynn
Duffy (otro excelente secundario) que, agazapado una vez más, consigue salir
indemne otra temporada a pesar de que Raylan
le tenga cogida la matrícula desde tiempo atrás.
Pero si decimos que esta temporada ha estado plagada de
personajes brillántemente descritos, uno de ellos es sin duda Ellstin Limehouse como cabecilla de la comunidad negra de Noble´s Holler. Perro viejo curtido en
mil batallas que se postula como uno de los grandes titanes para la cuarta
temporada de Justified. El duelo Limehouse-Crowder
no ha hecho sino comenzar en un toma y daca constante en el que el curtido Limehouse ha jugado con todos como ha
querido, siempre controlando la información y adelantándose al siguiente
movimiento. Si tengo que quedarme con un momento estrella de esta temporada,
sin duda me quedo con Raylan desenfundando
y cortando el viento con sus dos pistolas frente al cuchillo de carnicero de
Limehouse y sus chicos. Simplemente colosal.
Tampoco nos podemos olvidar
de magníficos secundarios como Dewey
y su asfixiante carrera a contrarreloj por sus riñones como si de la película Crank: Veneno en la sangre se tratase, o
del vástago de Mags, Dickie Bennet, un personaje que Jeremy Davies recrea a la perfección
como un auténtico bufón al que le queda demasiado grande el patio de los
mayores, y solo podemos compadecernos del pobre Dickie y del hundimiento del apellido Bennet como si de los Targaryen
se tratase.
Justified es una serie con una personalidad absoluta que va
más allá del tópico del western creando una atmósfera de dolor de rencillas
pasadas frutos de vendettas de antiguos clanes. Harlam es así, solo rige una ley, y uno no es más que el respeto
que infunde en los demás. Raylan es
el fruto de sus circunstancias, (recordar los últimos minutos y ese trágico
final cuando el Marshall confiesa a Winona
la verdadera intención de Arlo)
busca la redención porque la catarsis siempre es más fuerte que el rencor aunque sea en vano. Justified
consigue una tercera temporada notable que si bien tiene sus "peros" (la inverosímil
huida de Quarles de la autocaravana
ante la impasividad de Boyd o su vagabundeo con quemaduras) todo queda
relegado a un espectáculo que destila pólvora, testosterona y que ha encumbrado definitivamente a Timothy Oliphant y a su Raylan de gatilli fácil como el referente actual del thriller policíaco en televisión.