Acabo de leer el libro cuyo título da nombre a esta nota, con el comentario “La Catalunya que es y la España que no pudo ser” añadido al título, de Germa Bel catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, que también ha sido profesor en las universidades de Cornell, Harvard y Princeton.
Me interesé por el libro porque había leído algunos cometarios positivos sobre el mismo, en especial en lo que se refiere a su objetividad, a pesar de que cuando mi librero me lo entregó me advirtió “¿Sabes que este libro está considerado como independentista?”, y ahora que lo he terminando creo que esta etiqueta independentista se la deben haber puesto la señora Sanchez Camacho y compañía, precisamente por su objetividad.
El Sr. Bel no solo analiza a fondo las razones del subidón independentista en Catalunya y las de la España que no pudo ser, además deshace la mayor parte de los tópicos que revolotean alrededor de la cuestión, tanto los de un lado como los del otro.
La forma en que desmonta los tópicos es utilizando conocidos estudios sociológicos o encuestas identificables cuando trata de cuestiones sociales tales como el tópico que afirma que el auge del independentismo es debido a que han alcanzado la edad madura los niños y jóvenes que han pasado por el sistema educativo catalán desde los años 80, donde les han practicado algo parecido a un lavado de cerebro, que Germa Bel desmonta demostrando que el sentimiento independentista y el porcentaje de catalanes que optarían por la independencia, arroja cifras muy parecidas en todos los grupos de edad, incluido el de los vejetes como yo que fuimos educados en el apogeo del franquismo. Su análisis es tan minucioso que en algunas, pocas, ocasiones su lectura se hace pesada.
Cuando analiza tópicos de tipo económico utiliza todos los datos oficiales disponibles, o informes de instituciones de elevado nivel profesional como servicios de estudios de algún banco, y con esos datos desmonta tópicos como el “España nos roba”, que sustituye por “El sistema de financiación autonómica es esperpéntico”, pero no perjudica solo a Catalunya y ni tan solo es la más perjudicada. Si se aplicase la lógica y el sentido común, aquellas CCAA que tienen un PIB per cápita inferior a la media de España deberían tener un saldo fiscal positivo, y las que están por encima del promedio del PIB per cápita lo deberían tener negativo, aunque ninguna de este segundo grupo debería tener un saldo fiscal negativo excesivo ni en volumen ni en tiempo hasta llegar al extremo de perjudicarla seriamente. Bien pues en España casi podría decirse que se hace todo lo contrario. Hay CCAA con PIB per cápita por encima de la media y saldo fiscal también positivo y al contrario CCAA con PIB y saldo fiscal negativos. Según el cálculo de Germa Bel, la clasificación de las CCAA entre beneficiadas y perjudicadas en función de los recursos asignados en proporción a su PIB per cápita y ordenadas de más beneficiada a más perjudicada sería la siguiente (el subrayado en las beneficiadas indica CCAA con PIB per cápita superior a la media y en las perjudicadas CCAA con PIB per cápita inferior a la media, es decir las CCAA que deberían estar clasificadas en el otro renglón), beneficiadas: Asturias, País Vasco, Extremadura, Castilla y León, Cantabria, Navarra, Aragón, Galicia, La Rioja y Madrid. Perjudicadas: Canarias, Andalucía, Castilla-La Mancha, Catalunya, Murcia, Valencia y Baleares. Pocas están donde les corresponde.
Para Germa Bel el colmo del esperpento está en las decisiones sobre infraestructuras, renglón en que Catalunya resulta seriamente perjudicada. Como no podía ser de otra forma, aunque no se limita a ellos, se refiere en especial a la red de autopistas libres y de peaje, al Corredor Mediterráneo y a la red radial del AVE, y sus comentarios se podrían resumir en una frase de Ana Pastor, actual Ministra de Fomento: “A los españoles el AVE nos hace iguales”, que Germa Bel completa parafraseando, sin mencionarlo, otra frase de George Orwell “pero hay españoles que son más iguales que otros”.
Germa Bel también denuncia a la vez que desmonta, tópicos muy negativos sobre Catalunya alentados y provocados por los gobiernos centrales, tanto del PSOE como, sobre todo, del PP, que no ayudan precisamente a aplacar el aumento del independentismo. Aunque hay donde escoger, me referiré como ejemplo a uno reciente que posiblemente recordéis, pero que nunca se aclaró tal como lo hace Germa Bel en el libro. En 2012 el gobierno Rajoy suprimió una compensación del aumento del IVA cargado a los peajes de autopistas que se transfería a las concesionarias desde que en el 2000 se aumentó el impuesto del 7 al 16% (ahora está en el 21%), y que se justificaba porque los peajes pagan la infraestructura que el Estado no ha construido, pero no tienen porque financiar encima y a través de los impuestos las autopistas libres que si construye el Estado. Pocos días después de que el gobierno Rajoy suprimiese la compensación, la Ministra de Fomento Ana Pastor en una emisora de radio declaró que el 57% de dicha compensación iba para las autopistas de peaje de Catalunya, lo que provocó una ruidosa campaña de la caverna mediática alabando a un gobierno que había cortado una subvención mediante la que todos los españoles pagaban la mayor parte del coste de las autopistas de peaje catalanas. Por supuesto que, como ocurre siempre, ni la Sra. Pastor ni nadie del gobierno Rajoy hicieron el más mínimo esfuerzo por aclarar la falsedad.
Después de leer el libro he llegado a las siguientes conclusiones:
1.- Se puede estar o no de acuerdo con la eventual independencia de Catalunya, se puede ser o no ser independentista, pero lo que es indudable es que en Catalunya hay razones sobradas para pedir la independencia, siendo la principal razón, y la que las resume todas, el hecho que una mayoría de españoles y la España Oficial consideran a los catalanes como un pueblo extranjero, que encima tienen idioma propio, que ocupa parte del territorio nacional, o por ponerlo de otra forma: mientras para cualquier partido político español el pegar palos a Catalunya sea una muy eficaz forma de conseguir muchos votos en el resto de España, no habrá forma de solucionar el problema.
2.- Creo que Germa Bel tiene razón. Sí deberíamos exigir y conseguir la independencia, pero no la de Catalunya sino independizarnos todos de los gobernantes, la Administración y el aparato del Estado que hasta la fecha ha gestionado este país de manera catastrófica, aplicando políticas y criterios absurdos y esperpénticos, y sin el más mínimo rastro de que tengan la intención de aplicar algún día un mínimo de lógica y sentido común a la gestión pública de España y sus habitantes.
3.- La España que no pudo ser se fue al garete por culpa de dos responsables, uno principal y otro secundario. El principal es el PP, y el secundario el PSOE. De la misma manera que el auge del independentismo en Catalunya tiene su origen y fuente de alimentación en los mismos culpables con el mismo grado de responsabilidad.
Por cierto, hablando de independencias, me haré independentista furibundo en cuanto me puedan garantizar que la Catalunya independiente quedaría fuera de la U.E. Después de décadas soportando decisiones que en el mejor de los casos son absurdas y en cualquier caso perjudiciales, unas políticas económicas que nos han hundido y que han sido vilipendiadas incluso por el propio Parlamento Europeo, y un largo etcétera de barbaridades y estupideces solo faltaba su reacción a las desgracias de Lampedusa y Ceuta. ¿Quién necesita socios como estos?. Mucha preocupación por el Euroescepticismo, pero el problema no está en los europeos que están hartos de la U.E. y lo dicen alto y claro, sino en Bruselas, en la propia U.E. y en las absurdas decisiones que toman, a pesar de tener equipos profesionales de primera.