Al mejor estilo de las novelas de Dan Brown, José Miguel Vásquez se estrena en las lides de la escritura con una novela que perfectamente calza en el Hard boiled, la cual no tiene nada qué envidiarle a los famosos best seller anglosajones, salvo tal vez, la inmensa máquina publicitaria con la cual logran entrar a más de un país.
ADN fatal está ambientada en Caracas, ciudad cuya violencia, día tras día, se gana su protagonismo en historias que hacen pisar tierra a más de un soñador que ande por las nubes. El toque internacional en cuanto a las localidades, está bien sitiado en la ciudad de Nueva York, pero a mi juicio, debió entrar más temprano en la trama, pero esto no le resta valor y admito que es una opinión muy personal.
En esta historia, más allá del hecho anecdótico, el cual te atrapa desde el principio con una combinación de suspense y acción, sorprende por la cantidad de temas incorporados por el autor en cuanto a tecnología, ciencia, índices bursátiles, casa de bolsa, derecho y demás elementos que incluye el terrible mundo que se vive en las cárceles venezolanas. Sin duda un amplio dominio de muchas áreas o una asesoría digna de reconocer, lo cual es válido para enriquecer la obra. En más de un pasaje uno se pregunta, “¿cómo se le ocurrió esto?”.
Secuestros, extorsión, gente retorcida con el poder de comprarlo todo y a todos; abogados mediocres, otros astutos y unos personajes oscuros que no terminan de mostrar su verdadera identidad, están inmersos en ADN fatal, cuyos detectives, Sonia Acevedo y Guillermo Montenegro, serán parte del equipo táctico para llegar a la verdad, mientras se desarrolla el candente juicio público que condenará a muchos años de prisión al ingeniero Christian Petersen.
Lo único que no me gustó de la historia fue el final tan abrupto y poco matizado, pero para ser la primera entrega del autor, es un libro que está bien pensado y estructurado. Ahora lo importante es saber qué vendrá después de ADN fatal, pues terminada esta historia y lanzada al ruedo literario, al autor le queda un camino infinito por recorrer.
Buen libro, lectura entretenida.