Nos tuvieron en ascuas hasta el último momento, sospechando unos de otros, todos haciéndose los inocentes (o siéndolo), con el ánimo subiendo y bajando como un tiovivo enloquecido: "No me han llamado, eso es que ha ganado otr@", "No, todavía no han llamado a nadie", "Pues a lo mejor...", "No, ¡que va! seguro que no", "Bueno, quizá...".
Así es como me sentí durante la semana anterior a que se diera a conocer oficialmente el veredicto final del Concurso de Autores Indie de Amazon, y supongo que mis cuatro compañeros, más o menos se sentirían igual.
No me ocurrió lo mismo cuando acabó el Concurso a finales de agosto, ni siquiera se me pasaba por la cabeza que pudiera ser finalista, pero cuando llegas a ese punto... Incluso tuve pesadillas: soñé que había ganado y tenía que acudir a un acto a recoger el premio, pero no sabía cómo llegar hasta allí, me encontraba en un Madrid desconocido y caótico (sí, sabía que era Madrid), no había medios de transporte, no se veía un solo taxi. Al final (en mi sueño), decidí que estaba soñando, que solo tenía que despertarme y se acabaría aquella sensación angustiosa, y me desperté, ¡Uf!
Bueno, el caso es que no pudo ser, El caparazón de la tortuga no se llevó el premio, sino que lo hizo La hija del Dragón, una novela que desde el primer momento me pareció la rival más peligrosa.
Por tanto, premio bien merecido, aunque merecedoras lo eran las cinco finalistas, de lo contrario no habrían llegado hasta allí, e incluso alguna obra más que no pudo colarse en la terna final. Pero un concurso, es lo que tiene: que solo puede ganar uno.
Ahora toca serenarse y volver al trabajo, a seguir luchando porque El caparazón de la tortuga tenga una larga y exitosa vida, y ponerme con la revisión de mi nueva novela de la que ya tengo listo el primer borrador.
Pero antes, me espera un fin de semana en Madrid para asistir el próximo sábado a un acto organizado por la Amazon Academy donde tendré oportunidad de encontrarme con mis compañeros finalistas y muchos escritores más, en lo que promete ser una jornada muy interesante y amena de la que daré cumplida cuenta la próxima semana.
Hasta entonces, sed felices.