La historia del descubrimiento de la propia identidad ya se ha contado anteriormente, pero en esta película está relatada de manera conmovedora, elegante y discreta. A veces la narración se pierde en algunas subtramas que poco aportan, pero en general la historia mantiene el interés, ayudada por una buena fotografía, una banda sonora muy bien usada y la garra de la danza georgiana, vigorosa y llena de belleza y expresividad. La interpretación del protagonista, además, es excelente, creando un personaje sensible e inseguro, que gana fuerza al enfrentarse al miedo y al dolor. Una obra remarcable, de una cinematografía poco conocida en este país y que merece la pena descubrir.
Puntuación @cineEnCines: 8/10