La empresa Panrico, responsable de bollería industrial y donuts, ha modificado sensiblemente la política publicitaria, desde aquellos felices años en los que anunciaba uno de sus productos con la imagen del niño que olvidaba sucesivamente la cartera o los donuts para el recreo. Ahora, en línea y consonancia con los tiempos actuales, una pegatina con un anciano, anuncia “yo no babeo en el plato, sino con las chicas de bachillerato”, de gusto cuando menos, dudoso, y especialmente nocivo si se dirige a niños y adolescentes. Uno todavía cree en el respeto a nuestros mayores, pues es sin duda, el espejo en el que nos veremos reflejados con el paso del tiempo, siendo la alternativa muchísimo peor. La transgresión forma siempre parte del progreso, y nace con las inquietudes de nuestros años más jóvenes. Proporcionarla hecha, además de mal gusto, es un atentado contra la naturaleza.