Represión en Andalgalá
En Andalgalá la policía reprimió brutal y repetidamente a trescientos habitantes que se movilizaban contra la instalación de un nuevo proyecto minero, todavía más monstruoso que el de La Alumbrera. El impacto de la megaminería, lejos de lo que puedan argumentar los progresistas línea Gioja, es terrible. La cobertura de La Vaca es especialmente ilustrativa en esto:
Los andalgalenses no rechazan la minería por desconocimiento, sino por verla de cerca. “No sólo la contaminación y las enfermedades de cantidad de personas, sino que además no generan trabajo, ni riqueza. Catamarca sigue igual o más pobre, y Andalgalá es el lugar de mayor desocupación de la provincia” explicó a lavaca Urbano Cardozo, acerca de las curiosas teorías sobre el progreso que implica la minería. El propio intendente Perea reconoció que no más de 40 andalgalenses (sobre 20.000 habitantes) trabajan en la mina.
A medianoche, el municipio cortó la luz y sin ninguna distinción entre mujeres, niños o ancianos, la policía comenzó su cobarde trabajo. Un chico de dieciséis años está internado con graves heridas de balas de goma.
La pueblada alcanzó límites insospechados. Se intentó quemar parte de la municipalidad y la justicia tuvo que intervenir paralizando las obras de la minera. Algo hay en el norte, con su Cutral-Có, su Perro Santillán, sus hermanos Olmedo, que sorprende cada cierto tiempo con respuestas populares que impresionan y contagian. Lo claro es que se trata de pobres movilizados contra multinacionales, el primer emergente de este polo de derecha que enfrentan.
El segundo es el de los medios. Los grandes diarios no se enteraron todavía de los hechos y no parecen demasiado preocupados por hacerlo.
El tercero son los partidos conservadores. La ciudad está gobernada por José Perea, del FPV, que culpó a concejales, docentes, al grupo Quebracho, y a “hippies” (le faltó la “zurda loca”, a decir de la patota sindical). La provincia responde al oficialismo, por una alianza conformada entre la UCR y el FPV. La honrosa excepción fue Proyecto Sur y los demás partidos de izquierda, que no sólo reaccionaron con valentía ante al atropello, sino que fueron parte activa de esta gesta.
Las aguas se dividen y cada vez queda más claro quién es “funcional a la derecha” o, para decirlo sin giros retóricos, la derecha lisa y llana. A combatirla, entonces.