Andalucía

Andalucía es diferente, como España, pero más todavía. La lideresa podemita disiente de las directrices capitalinas, que suavizan notablemente las verdaderas intenciones de la formación, y se conforman con “propuestas” que no alcanzan la categoría de “condiciones”, vistiéndose por enésima vez con la piel de cordero que oculta su ideología de izquierda extrema. El Sr. Iglesias vende un partido de perfil socialdemócrata y hasta lo ayuda un Zapatero tan despistado que el parecido con Mr. Bean no es solo físico. Pero la democracia paticipativa es lo que tiene, y las bases andaluzas han dicho tararí que te vi, conduciendo a Dª Teresa a proponer el voto en contra a la investidura de la Sra. Díaz y actuando de modo opuesto a las instrucciones del líder nacional y espiritual de Podemos, que tiene puesta la mirada en las próximas generales, tratando de que el desgaste de su formación sea la menor posible. Aunque la verdad, tampoco necesita preocuparse demasiado mientras el Sr. Rajoy le hace la campaña, dejando a su partido en caída libre, haciendo competencia a un PSOE que se empeña en un suicidio colectivo. Encontraron quince escaños en Andalucía, con los votos que perdió IU y PSOE y los votantes populares, sorprendentemente llegaron a treinta y tres diputados, gastaron el presupuesto del domingo en las pinzas con que taparse las narices antes de acudir a las urnas.