La sombra de su sextete
El año pasado, tras ganar el sextete, todos decían que Guardiola debería retirarse o, al menos, buscar nuevos retos porque no podría superar sus éxitos. De momento, sigue en liza (aunque sin igualar lo conseguido el año anterior). Con Andrés Calamaro, pasa un poco lo mismo: su sextete fue Honestidad brutal, un disco en el que costaba encontrar las costuras, una obra maestra, y desde entonces, nada de nada. No es capaz de igualar (ni siquiera acercarse a) sus cotas pasadas, ni sus ‘nuevos retos’ resultan interesantes.
Debo reconocer que tenía una pequeña expectativa respecto a On the rock tras haber detectado una ligera mejoría ‘del enfermo’ en La lengua popular, pero ese resquicio de luz se diluyó pronto.
En esta última entrega, se aprecian muchos intentos y pocas consecuciones: fusión flamenca en Barcos que naufraga (la fusión, me refiero); un buen single pifiado por un estribillo ramplón (Los divinos); rock&roll acelerado, pero plano y forzado (El pasodoble de los amigos ausentes, Gonomontera, Flor de samurai o El perro); coqueteos jazzy interesantes estropeados por un hip-hop (Insoportablemente cruel); guiños a la bachata sonrojantes (Tres Marías). Sólo se encuentra una pequeña victoria: Todos se van, con sabor a otro tiempo más inspirado, más auténtico.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? I think so.
El ‘paciente’ sigue en estado vegetativo. Los doctores no se atreven a emitir pronóstico alguno y el futuro es incierto: ¿Despertará? ¿Permanecerá estacionario? ¿Le desconectarán? Permaneceremos atentos al siguiente parte médico.
Puedes escucharlo en Spotify.