Revista Fútbol

Andres, oumar y jesús. honor y gloria

Publicado el 02 octubre 2012 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

POR ÁLVARO YANES.

Si Denis Law hubiese tenido la más mínima idea de lo que el destino le tenía preparado, jamás hubiese aceptado la propuesta del City. Efectivamente, y tras toda la vida en el United, Law  firmó a sus 33 años por el rival de la ciudad, parece ser que en agradecimiento al club que le había dado la posibilidad de debutar en la categoría profesional. Hay que recordar que un veinteañero Law deslumbró en su debut con el Manchester City y, tras un fugaz paso por el Torino italiano y dos traspasos millonarios, recaló en los Diablos Rojos donde jugó una decena de años.

Aquella última jornada de la liga 73-74 el Manchester United recibía al City en Old Trafford. Los citizens no se jugaban nada y el United tenía muchas opciones de descender por primera vez en su historia, ya que no dependían de sí mismos sino que estaban a expensas de lo que hiciera el Birmingham. El partido transcurría por los cauces normales cuando, en la segunda parte del mismo, un futbolista celeste traza una diagonal por banda derecha, centra al corazón del área una pelota rasita y Law, con la parsimonia y tranquilidad del killer, pega un taconazo que entra mansito pegado al palo. Golazo que convierte al teatro de los sueños en el cementerio de las pesadillas. En ese momento el ariete escocés se queda petrificado, consciente de que su gol es la puntilla que manda al club de sus éxitos al infierno. Se vuelve andando, casi llorando a su campo (una de las imágenes míticas de la historia de la liga inglesa) y a los 5 minutos pide el cambio. Fue el último gol de la carrera de Denis Law. Sin embargo, y afortunadamente para su conciencia, en los vestuarios se enteró que el Birmingham había vencido su partido por lo que el taconazo aquel no tuvo trascendencia alguna en el descenso del United. Para su conciencia y para lo que vino después.

Denis Law es una leyenda de aquellos Diablos Rojos sesenteros de Busby que renacieron tras la tragedia aérea de Munich 58, para hacer un equipo irrepetible con varias ligas y la consecución de la primera Copa de Europa para un equipo inglés. El equipo giraba en torno a su temible delantera, conocida como la “Santísima Trinidad” y formada por Law (balón de oro del 64), Charlton (balón de oro del 66) y Best (balón de oro del 68) y que sumaron 665 (¡665!) goles entre los tres. Hace unos años, y en honor a aquel equipo, el Manchester United decidió levantar un monumento que diera la bienvenida a todos los que llegan a Old Trafford. Estamos ante un club nacido en 1.902 (aunque el protomanchester es de 1.878) con 3 Copas de Europa, 19 ligas y multitud de trofeos de todo tipo. Sin embargo se consideró que la “Santísima Trinidad” debería ser la marca identitaria de la institución.

ANDRES, OUMAR Y JESÚS. HONOR Y GLORIA

El Sevilla FC ha tenido multitud de jugadores excelsos que por desgracia no hemos visto ninguno por lo que las lenguas antiguas y las vitrinas han sido las encargadas de mostrarnos su grandeza. Hablamos de los Kinké, Spencer, Brand, etc. Por otro lado, tenemos otro grupo que por ley de vida sólo cuenta con un reducido grupo de sevillistas que los vieron en el campo y que fueron mitos de Nervión.

Me refiero a los Arza, Busto, Campanal, Ramoní, Pepillo y otros muchos.

No sabemos qué hubiera pasado si Iturralde hubiera pitado cualquiera de los varios penaltis flagrantes de aquella tarde veraniega en Mallorca. Tal vez hubiéramos ganado nuestra segunda liga y el Sevilla de leyenda de los seis títulos que a los de nuestra generación nos tocó disfrutar, hubiera sido aún más mítico. A pesar de ello, pocos dudan de que el equipo que empieza a ganar títulos en Eindhoven y termina en el Camp Nou ha sido el más grande de nuestra historia, con un plantel que sólo la sapiencia que te da la distancia nos permitirá apreciar y valorar en su justa medida. Cuanto más tiempo va pasando, más grande lo veo todo e imagino que te pasa igual. Recuerdo un equipo construido que tenía su nervio y cerebro en el lateral derecho y que cuando se desgarraba la camisa desplegaba un fútbol imparable. Recuerdo un delantero fabuloso que en cuanto se enteró de qué iba esto nos enseñó lo maravilloso que es el oficio de nueve. No puedo olvidar a un tercer brasileño, especial debilidad de quien suscribe, que nos demostró que la orquesta se puede dirigir desde el mediocampo vestido con un frac. Estos y todos los demás merecen nuestro agradecimiento, cariño y reconocimiento eterno.

Pero en el Olimpo no hay sitio para todo el mundo.

Monumentos futboleros hay muchos. Unos dedicados a fundadores del club (ej. Kerins en el Celtic) pero la mayoría lo están a los ídolos en el campo (Kubala en Barcelona, Strelsov en el Torpedo de Moscú, Maradona en Boca,  etc.). Sin embargo, como digo, mi favorito es el del Manchester United ya que reconoce a algunos de los más grandes pero, en el fondo, no es más que una sinécdoque futbolera que excede al individualismo y que nos traslada a un sentimiento que va mucho más allá. El renacimiento de un equipo construido desde una base. Una forma de entender el fútbol y la vida.

Sevillanos de nacimiento y adopción. Sevillano, español y ciudadano del mundo. Defensa, asistencia y remate. Trabajo, humildad y solidaridad. Constancia, nervio y serenidad. Honor y gloria, no sólo en vida sino en activo de tres caballeros del mundo del fútbol que lideraron nuestras mayores alegrías. Tres Reyes tiene nuestro Escudo que preside desde el aire la calle Sevilla FC en forma de mosaico y tres Reyes del fútbol deben presidir desde el suelo la calle Sevilla FC en forma de monumento. Para que cada vez que vamos de nervioneo, nos saluden y reciban. Nuestra Santísima Trinidad.

ANDRES, OUMAR Y JESÚS. HONOR Y GLORIA

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