Continuando con nuestra serie de artículos para los recién llegados a el mundo de Android, o esos cuya curiosidad ha despertado y quieren ver todas las posibilidades extra que ofrece este sistema operativo, si aprendemos a manipularlo un poco.
En esta ocasión nos vamos a referir a lo que el acceso root, los permisos de súperusuario, o como muchos hemos escuchado/leído por ahí: eso de “rootear” un dispositivo.
Para los usuarios de Linux no debería resultar una palabra nada extraña, el acceso root, después de todo, se usa siempre para poder realizar tareas de instalación de paquetes, solo por mencionar un simple ejemplo. Por cuestiones de seguridad, todas las tareas administrativas en Linux son protegidas con la contraseña de súperusuario, para evitar que cualquiera pueda manipular nuestro sistema. En Windows lo más parecido a esto es presionar el botón “sí” cuando vamos a instalar una aplicación, muy gracioso.
Ya que Android esta basado en Linux, hereda muchos de sus principios básicos. Por defecto los dispositivos con Android no permiten acceso de administrador a los usuarios, por lo tanto, obtenerlos requiere que de hecho los desbloqueemos.
El root en Android, le permite al usuario tener privilegios elevados para sobrepasar las limitaciones que impone el fabricante de hardware o la operadora que vendió el smartphone, tablet, o lo que sea que lleve Android estos días. Con acceso root el usuario tendrá la habilidad de reemplazar aplicaciones del sistema, configuraciones, ejecutar software especializado que requiera permisos administrativos que de otra manera son inaccesibles.
Además de esto, rootear un dispositivo también facilita el cambio del sistema operativo. Es decir, que para poder instalar una ROM personalizada necesitamos tener acceso root.
¿Es el root el jailbreak de Android?
Aunque puedan parecer conceptos similares, y muchos los comparen, no son lo mismo. En el mundo de iOS que como sabemos es bastante restrictivo (completamente restrictivo), existen barreras que impiden instalar o bootear a una versión modificada o completamente diferente del sistema operativo, es decir el bootloader está bloqueado, tampoco se pueden instalar aplicaciones con privilegios de súperusuario, o cualquier tipo de software que no provenga del ambiente seguro de la tienda de aplicaciones de Apple.
Deshacerse de esas restricciones por completo, es lo que se conoce como jailbreak en iOS, es un todo en uno.Rootear Android, simplemente es obtener privilegios de superusuario. El proceso de desbloquear elbootloader es diferente, y ya explicamos lo que significa en una de nuestras entradas anteriores.
Aunque por defecto en la mayoría de los dispositivos Android de marcas conocidas no tenemos un bootloader desbloqueado, muchos fabricantes como HTC, Sony o Asus te dejan desbloquearlo, y hasta te proveen de instrucciones. Claro, siempre dejándote sin garantía luego de hacerlo. Por otro lado, la habilidad de instalar aplicaciones de orígenes diferentes al ecosistema de Google y su tienda, solo requiere el cambiar una opción en la configuración de Android, sin siquiera pedir acceso root.
Sería divertido tener una de esas aplicaciones “clic e instalar”, para hacer un jailbreak en Android al estilo iOS. La cuestión es que solo hay un par de iPhones y iPads, en cambio dispositivos con Android hay incontables, y todos son diferentes.
¿Cómo se obtiene el acceso root?
El proceso varía ampliamente entre dispositivos, usualmente explotando un bug de seguridad que permita mover el archivo binario su. Con aplicaciones como SuperUser o SuperSU se pueden luego administrar los privilegios administrativos que soliciten otras aplicaciones.
La dificultad también varía, pero si algo ha demostrado la comunidad es que hasta los dispositivos más restringidos solo toman un par de meses en romperse ante los hackers. Debido a la popularidad de realizar este tipo de hazañas con los dispositivos Android, los fabricantes han optado por ofrecer versiones “para desarrolladores” de sus productos con unbootloader desbloqueado, pero sin ningún tipo de garantía o soporte como es de esperarse.