Leí en la página web de la Fundación Hazloposible (*) una pequeña historia contada por su artífice, Enrique Richard Rodríguez, un voluntario senior “del equipo de la calle de Arrels”, donde está elCentre Obert, una Fundación que trabaja por la gente que vive en situación de sin hogar. Escribe sus experiencias en un blog "Con cartones por la calle",“con el deseo de hacer visibles a estas gentes que malviven en nuestras ciudades”.
Esta es la historieta de Enrique Richard Rodríguezy el sin techo Alex que demuestra que es importante mantener el buen humor, a pesar de los pesares (la imagen está sacada de su post):
Alex tiene unos 50 años y le conocemos desde hace más de 4. Es alcohólico. Posiblemente con algún tipo de enfermedad mental. Normalmente duerme en el Paralelo, cerca de Arrels.
De vez en cuando viene por el Centre Obert. Siempre viene muy sucio y casi nunca se quiere duchar.
Cuando me ve, me pide que le afeite y que le corte el pelo al cero. Yo aprovecho y no sólo al cero, sino que le afeito la cabeza y así aprovecho para, al menos, lavársela también.
Aunque esto no es lo más importante. Lo importante es que hablamos y se va estableciendo una relación que, a lo mejor, con el tiempo, le hace pedir salir de sus miserias.
Tiene una obsesión: ¡No puede ser que los voluntarios no cobremos!
Aquel día, como otros, me hizo la pregunta:
“¿Pero tú cobras?”
Esta vez le seguí la corriente:
“¡Pues claro que cobro! Si no ¿de qué podría tener dos masserattis y alojar a mi familia en el Ritz? Aunque tú, Alex, eres un poco tacaño en eso de las propinas…”
Alex se quedó muy cortado y al final me dijo:
“Pero, entonces ¿por qué lo haces?”
“¡Y yo qué sé! -le respondí-. A lo mejor es para que tú tengas barbero…”
Esa es la razón. Y es que no hay mejor razón que su dignidad. Y en tanto que yo le ayudo a procurársela, yo mismo me siento dignificado.
Es desde esta convivencia que mi solidaridad se transforma en un grito de justicia, que no de piedad, que clama y denuncia la existencia de tantas personas que, como Alex, se quedan solas, sin voz, en la calle, expulsadas de una sociedad tan próspera y a la vez tan excluyente.
Arriba de la historia, Enrique Richard Rodríguez colocó esta frase de Miquel Julià: “La convivencia que nos dignifica como personas y que se transforma en voluntad de justicia” La historia de Enrique Richard Rodríguez nos enseña que ser voluntario es también convivir.
(*) SECOT, Asociación de Voluntarios Senior de Asesoramiento Empresarial, estamos también en la página web de Hazloposible. Y también en el portal Vida Solidaria.