La beba tiene unas entendederas que me dejan alucinada.
El otro día tuvimos esta conversación
-toma mamá, leche – me decía dándome un vaso de plástico lleno de papel higiénico roto.
-Uy muchas gracias, glup glup glup. ¡Qué rico!
– ¡No mamá! No bebas, que es de mentira.
Como te quedas eh. Yo me quedé de piedra. Para que me lo da, si no puedo comerlo y además es ella la que va y me hace el razonamiento del motivo. Hasta ahora comíamos de mentira y tan felices, pero ahora ya no sabré cuando se come o cuando se finge.