Si en las dos primeras historias vimos conspiración, fake news y ruido, hoy veremos algo de biblia, tierra prometida y rechazo, sí has leído bien.
Núñez guiado como Moisés a la tierra prometida
Con la muerte de Núñez, un contundente despliegue de información se da a nivel nacional. La prensa hace eco de la noticia y homenajea al fallecido con escritos especiales que llenaban todas las hojas de sus rotativos. Entre esos llama uno la atención que en Cartagena se vio en El Porvenir, en el que se decía que pese a que su cerebro se había apagado su doctrina seguía viva. Se decía que Núñez cumplió una misión providencial sobre la tierra, puesto que realizó la obra como un apóstol y el espíritu apostólico nunca muere, aunque el cuerpo que los encierre se transforme. No como luciérnaga sino como antorcha quedaría brillando el lábaro inmortal de la esperanza. El texto ahonda más en concepciones místicas y se habla de Núñez como un gladiador infatigable e invencible que sostuvo el pabellón de la patria sin que nunca cayera de sus manos ‘ni por debilidad, ni por traición’. Se argumenta además que el ya mencionado llevó la bandera de un abismo a una cumbre y trabajó como el obrero del poeta inglés, es decir, de sol a sol. Pero el enfoque central del texto afirma que no era solo la llama de genio lo que alimentaba al honorable cartagenero, era ‘Dios mismo que lo guiaba como a Moisés en la tierra prometida. Si él se hubiera convencido de que estaba abrazado al error, de que huía a paso acelerado de la verdad, como el apóstol en Damasco hubiera abierto los ojos para ver el rayo de luz que venía de allá arriba. Porque ante todo era hombre de buena fe, uno de esos espíritus que por línea recta o por línea curva siempre van a la cumbre: la verdad.” Para cerrar se menciona que como el mismo Jesús, tenía enemigos pero siempre destaco por su ahínco y gallardía. Rechazando la idea de un amigo
Desde Cartagena el 19 de Agosto de 1897 enviaba un telegrama Manuel Castro Viola a Aquileo Parra en Bogotá. En esta se decía que El Partido Liberal para salvarse y en pro de su conveniencia debía apoyar al candidato presidencial que surgiese del nacionalismo y se instaba a la junta liberal de delegados a apoyar esta moción. Al ser publicado en prensa local los conservadores nacionalistas se dieron por enterados y publicaron un comunicado rechazando ‘la idea lanzada en el anterior telegrama por nuestro amigo y apreciado doctor Manuel Castro Viola’. Sustentaban que no aceptaban ni la revolución de los históricos ni la ‘pacifica evolución’ de los radicales puesto que al apoyo del radicalismo al candidato presidencial que surgiese del nacionalismo no podría ser signo de bienhechora paz sino ‘espantoso aterrador grito de guerra que repercutiría en toda la república.’ Sostenían también que rechazarían toda injerencia radical en el nacionalismo y que no permitiese una adecuada forma de llevar los lineamientos nacionalistas, y si bien Castro Viola estaba en su deber como liberal de indicar a los representantes de su partido que hacer para llegar al poder, ellos también estaban en el deber de oponerse a esas medidas uniendo sus fuerzas para la no realización de esos propósitos.
Fuentes:[1]El Porvenir. Cartagena. Octubre 21, 1894.[2] El Porvenir. Cartagena. Agosto 22, 1897.Sección de Microfilms | Archivo histórico Banco de la República | Plaza de Bolívar, cerca al Palacio de la Inquisición | Cartagena de Indias, Colombia
Para leer las siguientes dos anécdotas:Parte 3