Florida en 1930
Así lo cuenta José Luis Lanusa en “Pequeña historia de la calle Florida (Cuadernos de Buenos Aires, 1947), donde también registra el comportamiento de otros políticos de entonces. “Los personajes importantes de la ciudad pasean por Florida saludando con amables sombrerazos a diestro y siniestro a sun innumerables conocidos. Por eso, ahora que Sarmiento es presidente, en 1870, los diarios le reprochan que pasee en coche”.Al parecer, el presidente insistió que uso de vehículo era para hornar su cargo, no su persona, pero no fue entendiro.Lo comparaban con Mitre, quien siendo presidente “caminaba la calle como cualquier hijo de vecino metiéndose a revolver papeles en la librería de Ure” o con “Don Emilio Castro, gobernador de Buenos Aires , quien también anda por Florida solo y a pie”.
Calle angosta
“El punto donde van a parar todos los grupos es la única calle que tiene reputación de elegante, la calle de la Florida.Estrecha e incómoda, como todas, y con aceras de un metro de ancho, por donde no caben más de dos personas, lo mismo que todas las demás, no permite pasearse sino en fila, y ofrece -¿extraña reminiscencia?- el cuadreo de multitud dejóvenes vestidas con sus más bellos adornos, perpetuando la tradición de la fila indicana, a la que eran tan aficonados los habitantes prehistóricos del mismo paraje” narra Emilio Daireaux -francés, abogado y periodista que llegó a la Argentina en 1863-.Leer : Historia de la calle Florida IHistoria de la calle Florida II