Poco a poco se van apagando los ecos de las pasadas Fiestas de Moros y Cristianos, aunque lo ocurrido en la Vuelta al Castillo resonará por mucho tiempo y, espero, servirá para que reflexionemos sobre la fiesta que tenemos y la que queremos. Tiempo habrá para intentar buscar soluciones, aunque, como decía Jesús Lara hace unos días, haya que acabar con costumbres "de toda la vida". Yo, hoy, voy a contar otras historias.
El día de la Entrada, por la mañana, acudí con mi esposa a la tribuna de autoridades puesta delante del Ayuntamiento, donde me esperaban algunos invitados. Nada más llegar me encuentro a mi compañero de corporación, Rafael Pastor, con semblante muy serio. Nada más saludarle me dijo: "Ya tienes algo de lo que hablar en tu blog". No entendí lo que me quería decir y le pedí que se explicase. Rafa me contó que había acudido, como otros años, a la tribuna de autoridades y la encargada de protocolo le dijo que no tenía silla para sentarse. Según me contó Rafa, él pidió explicaciones y la respuesta fue: "No confirmaste que venías". La respuesta de Rafa fue: "Para poder confirmar que venía, lo primero habría sido invitarme" a lo que la susudicha encargada le respondió: "No me hagas hablar".
Que nadie piense que me estoy inventando nada, todo lo que estoy diciendo me lo ha contado con detalle Rafa Pastor, que me ha dado permiso expreso para reproducirlo. Según Rafa, siempre ha acudido a la tribuna sólo y siempre se ha sentado en la primera fila, reservada para autoridades y concejales del equipo de gobierno. Lo sucedido este año únicamente se puede explicar en clave de venganza política y personal de la máxima autoridad local, prima de Rafa, para más detalles.
Por desgracia, hace tiempo que gobierna en nuestro Ayuntamiento una persona que utiliza las instituciones y el dinero de los contribuyentes a su antojo, sin el más mínimo cuidado a la hora de dignificar el cargo que representa. Ya lo demostró el año pasado, con el trato vejatorio hacia otra Abanderada, Felicidad Peñalver, la que fuera su Concejal de Hacienda durante buena parte de la legislatura.
Este año, Maite Parra ha dado nuevos ejemplos de lo que significa para ella ser la máxima autoridad local, que no es otra cosa que poder dar y quitar a su antojo: todas las abanderadas recibieron en su casa un ramo de flores días antes de Fiestas, remitido desde la Alcaldía (se supone que pagado con el dinero de todos los contribuyentes), ¿todas? no, todas no. Una Abanderada quedó excluida del detalle institucional y es de imaginar que con ello la Alcaldesa quiso hacer un desaire a su marido, a su familia, a sus amigos, a su comparsa, ... ¿en serio? no ofende quien quiere sino quien puede.