Es frecuente que quien hace deporte se encuentre fatigado debido a un programa intenso de entrenamiento físico. En estos casos se recurre al consumo de suplementos de hierro o se hace análisis de sangre frecuentes para descartar la aparición y desarrollo de anemia ferropénica.
La necesidad de consumo de estos suplementos entre los deportistas debe estar determinada por un déficit o carencia real de hierro, dato que se conocerá gracias a los análisis bioquímicos correspondientes y siempre bajo supervisión de un especialista.
El cuadro clásico de anemia por déficit de hierro corresponde al cuadro final de un proceso crónico que ha pasado por varias etapas:
- Primera etapa:
Prelatente:
– El sistema hematopoyético (sistema de formación de hematíes o glóbulos rojos), como mecanismo de defensa, emplea el hierro depositado en la médula ósea, bazo e hígado, que se evalúan dosificando la ferritina sérica.
– Los niveles de hierro sérico en la fase prelatente se consideran normales, lo mismo que el hematocrito y la hemoglobina.
- Segunda etapa:
Latente:
– Aparece una eritropoyesis (génesis y formación de eritrocitos) deficiente, acompañada de bajos niveles del hierro en plasma.
– El hematocrito y la hemoglobina presentan niveles normales.
- Tercera etapa:
Se manifiesta:
Debido a que cerca de las dos terceras partes del hierro circula con los glóbulos rojos en forma de hemoglobina, se produce una fuerte bajada de los niveles de hemoglobina circulante a medida que se acentúa su deficiencia.
Como ven, es un complicado proceso en cadena en el que el organismo emplea el hierro de depósito antes de que se manifieste una anemia con reducción de los niveles de hemoglobina y, por consiguiente, con déficit en el transporte de oxígeno. Cuando las reservas escasean se utiliza, entonces, el hierro sérico. Para terminar, la reducción de los depósitos de hierro y del hierro sérico produce una disminución de la hemoglobina circulante.
Pero, para que un deportista presente un déficit de hierro (sin llegar a presentar cuadro de anemia) tiene que presentar al menos dos valores anormales de los siguientes parámetros:
– Ferritina sérica
– Niveles de protoporfirina del glóbulo rojo (RBCP)
– Porcentaje de saturación de la transferrina.
Si la persona, a parte, tiene niveles de hemoglobina sanguínea (Hb) por debajo de lo normal se considera que presenta anemia ferropénica.
En personas deportistas relacionadas con especialidades de resistencia aeróbica (triatletas, nadadores, ciclistas o maratonianos), es bastante frecuente encontrar bajos niveles de ferritina sérica. Aunque, los niveles de hemoglobina y otros índices pueden ser totalmente normales. Esta situación podría denominarse como un síndrome de aparente déficit de hierro sin anemia o pseudoanemia, ya que si no hay reducción en el número de glóbulos rojos no se disminuye la capacidad para transportar oxígeno
Por último, la aparición de anemia puede estar causada por verdaderas deficiencias de hierro y por factores hemolíticos:
– Destrucción de eritrocitos:
- Causada por comprensión de los capilares de la planta del pie:
- Esto ocurre sobre todo en atletas.
– El aumento repetido de la temperatura corporal afecta a los eritrocitos, que soportan con dificultad esta circunstancia.
– Incremento de la velocidad en la circulación sanguínea:
- Esto provoca que los eritrocitos choquen:
- Esto conlleva a una destrucción acelerada de los mismos.
- Además, esta circunstancia hace que los hematíes pasen más veces por los lugares de su destrucción (bazo, por ejemplo):
- Aumentando aun más la probabilidad de su destrucción.
– Se han encontrado estudios realizados en deportes de larga duración que demuestran pérdidas de sangre oculta en heces.
El ejercicio, el estrés y el aumento de los niveles de adrenalina parece afectar en el incremento de la fragilidad de la membrana del hematíe, haciendo que ésta tenga una mayor tendencia a romperse.
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