Revista Salud y Bienestar
El presidente de la Asociación Argentina de Anestesiólogos revela cómo se sustenta lo que él denomina un "gremio muy particular". La entidad se erigió a raíz de un problema sindical y hoy constituye uno de los gremios médicos más unidos.
-Hace muy poco, los oftalmólogos tuvieron la experiencia de un trabajo estadístico inspirado en el realizado por ustedes. En su caso, ¿qué resultados obtuvieron y en qué los aplicaron?
-Arrojó un resultado muy contundente el cual manifestaba que en este momento no hacen falta en el país más anestesiólogos. Uno de los caballitos de batalla de las autoridades es formar cada vez más médicos, porque dicen que faltan y sabemos perfectamente que eso no es así. El discurso era que no había anestesiólogos para cubrir las plazas laborales y nosotros comprobamos científicamente que hay anestesiólogos subocupados y desocupados. Lo que pasa es que los hospitales no se pueden cubrir porque los sueldos que pretenden pagar son magros.
-¿Había también en el país mala distribución de profesionales?
-Claro, había mucha concentración en Buenos Aires. Lo que corresponde es alrededor de un anestesiólogo cada 100 mil habitantes. Nosotros estamos en uno cada 70 mil. En Capital Federal seguramente hay uno cada 45 mil y en algunos sectores donde se produce la mayor concentración está en uno cada 25 mil.
Y el estudio nos sirvió inclusive para determinar con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que no queremos un número indiscriminado e innecesario de residentes. Hace seis años desde esta institución formábamos a 180 residentes por año. Actualmente, ese cupo es de 12. Y se pudo hacer con el sustento científico que demostró que no era necesario formar más.
-¿Bajó el número de egresados?
-No, no. Se repartirán en otras especialidades. Anestesia no es de las más requeridas, pero tenía un número de pedidos importante. Esto sucede porque el número de egresados por año es enorme y la realidad es que no son necesarios. Tal vez llegó el momento, como en otros países más serios, de cerrar la facultad de medicina o acotar su ingreso a un número que sea viable.
-¿Qué significa para usted formar un médico que no va a tener salida laboral?
-Nos parece completamente antiético darle cabida a un médico en el mercado cuando realmente no la hay. Hoy, es insólito, pero un médico está ocho, diez, quince años trabajando gratis en un hospital como becario o concurrente. Es muy fácil decir "ingreso irrestricto", pero creo que el trabajo irrestricto no existe. Los médicos somos los indicadores de por qué no formarlos. Tenemos que ser, al menos, partícipes de la discusión.
-Luego de la reducción de las residencias, ¿qué cambios empezaron a notar?
-El curso de especialista se hace en la Asociación y nosotros tenemos un convenio de hace más de diez años con la Universidad de Buenos Aires para otorgar el título de especialista; es decir, la Asociación de Anestesiología es Cátedra de Anestesia. Este año terminan los residentes de cuarto año —porque nuestra residencia es de cuatro años— y son 36 alumnos. Pero los de tercero, segundo y primero ya son 12. Y este año entran sólo doce.
-¿Cree también que la superpoblación es la causa madre de todos los conflictos?
-Sí. Sin ninguna duda. Se calculan alrededor de cuatro mil médicos egresados y las vacantes para residencia no llegan a 500. Es decir que sólo el 12 por ciento se formará correctamente. Hoy está aceptado en el mundo que, sacando raras excepciones, la única formación correcta es la residencia médica. En anestesia, el médico que no termina la residencia no puede acceder a su título habilitante.
Acción
-¿Cómo logró la Asociación unificar el criterio de todos los anestesiólogos?
-Esta institución tiene 55 años. Es tan importante el reconocimiento que tenemos en el mercado gremial como en el científico: tenemos un simulador de anestesia, único en Latinoamérica, que costó más de 300 mil dólares. Tenemos el primer curso de especialista en dolor, que es un posgrado de dos años. Y por supuesto, el desarrollo gremial es también muy importante. Esto empezó con un problema gremial cuando se sacó a un médico de un hospital sin sumario previo. Se hizo una huelga médica liderada por anestesiólogos, así que nosotros lo fuimos heredando y somos continuadores de la política inicial. Tomamos un nivel de defensa gremial que hace que estemos muy unidos. Prácticamente, todos los anestesiólogos de Capital y Gran Buenos Aires están afiliados en forma totalmente voluntaria. Porque hay anestesiólogos que están fuera de la institución, e inclusive hay otros que, después de un correspondiente sumario, fueron expulsados.
-Respecto de eso, ¿cómo se maneja el tribunal de ética?
-Tenemos un estatuto que contempla las faltas éticas del que somos custodios acérrimos. Por ejemplo, el desplazamiento del lugar de trabajo, ofrecerse por menores honorarios; para nosotros son faltas éticas graves. Cuando hay un problema gremial, se hace un sumario y se investiga. La Comisión directiva tiene la posibilidad de aplicar una sanción y el sancionado puede pedir una revisión al Tribunal de honor, que es un estamento superior. Pero a su vez tiene una tercera opción, que es la Asamblea de fin de año. Esa sí, es soberana e inapelable.
-En algunos aspectos funcionan como un sindicato y, sin embargo, ante la ley son una asociación científica, ¿cómo se combinan ambas cuestiones?
-Es verdad que somos un gremio particular. Ninguno vive del gremio, lo que nos diferencia, en gran parte, de los gremialistas en general. Pero nuestros cargos son rentados. Yo, como presidente, cobro. Se ha decidido en Asamblea que mi tiempo vale y de alguna manera se tiene que compensar lo que dedico a la institución; es también una manera de poder exigir. Pero yo no vivo de esto, sino de hacer anestesia. Si me voy de vacaciones un mes, cobro cero peso. Y también pusimos un tope a lo que se percibe para que no me dedique a vivir de esto.
-¿Hay bandos políticos consolidados que disputen el poder?
-Desde que empezó la Asociación la gran mayoría de las elecciones fueron con lista única. Pero desde hace cinco períodos se presentan dos listas. Hace seis años nosotros éramos la lista opositora. No sé qué pasará este año, es probable que se presente una segunda lista.
-¿Qué fallas políticas advirtió en la institución en los últimos tiempos?
-Siempre quedan cosas por resolver. La medicina está cada vez más conflictiva, las obras sociales pagan cada vez menos, se prolongan los tiempos y nuestra preocupación es despegarnos del mercado, porque el ideal para nosotros es que las sociedades médicas nos empiecen a copiar.
Continuará...
-Hace muy poco, los oftalmólogos tuvieron la experiencia de un trabajo estadístico inspirado en el realizado por ustedes. En su caso, ¿qué resultados obtuvieron y en qué los aplicaron?
-Arrojó un resultado muy contundente el cual manifestaba que en este momento no hacen falta en el país más anestesiólogos. Uno de los caballitos de batalla de las autoridades es formar cada vez más médicos, porque dicen que faltan y sabemos perfectamente que eso no es así. El discurso era que no había anestesiólogos para cubrir las plazas laborales y nosotros comprobamos científicamente que hay anestesiólogos subocupados y desocupados. Lo que pasa es que los hospitales no se pueden cubrir porque los sueldos que pretenden pagar son magros.
-¿Había también en el país mala distribución de profesionales?
-Claro, había mucha concentración en Buenos Aires. Lo que corresponde es alrededor de un anestesiólogo cada 100 mil habitantes. Nosotros estamos en uno cada 70 mil. En Capital Federal seguramente hay uno cada 45 mil y en algunos sectores donde se produce la mayor concentración está en uno cada 25 mil.
Y el estudio nos sirvió inclusive para determinar con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que no queremos un número indiscriminado e innecesario de residentes. Hace seis años desde esta institución formábamos a 180 residentes por año. Actualmente, ese cupo es de 12. Y se pudo hacer con el sustento científico que demostró que no era necesario formar más.
-¿Bajó el número de egresados?
-No, no. Se repartirán en otras especialidades. Anestesia no es de las más requeridas, pero tenía un número de pedidos importante. Esto sucede porque el número de egresados por año es enorme y la realidad es que no son necesarios. Tal vez llegó el momento, como en otros países más serios, de cerrar la facultad de medicina o acotar su ingreso a un número que sea viable.
-¿Qué significa para usted formar un médico que no va a tener salida laboral?
-Nos parece completamente antiético darle cabida a un médico en el mercado cuando realmente no la hay. Hoy, es insólito, pero un médico está ocho, diez, quince años trabajando gratis en un hospital como becario o concurrente. Es muy fácil decir "ingreso irrestricto", pero creo que el trabajo irrestricto no existe. Los médicos somos los indicadores de por qué no formarlos. Tenemos que ser, al menos, partícipes de la discusión.
-Luego de la reducción de las residencias, ¿qué cambios empezaron a notar?
-El curso de especialista se hace en la Asociación y nosotros tenemos un convenio de hace más de diez años con la Universidad de Buenos Aires para otorgar el título de especialista; es decir, la Asociación de Anestesiología es Cátedra de Anestesia. Este año terminan los residentes de cuarto año —porque nuestra residencia es de cuatro años— y son 36 alumnos. Pero los de tercero, segundo y primero ya son 12. Y este año entran sólo doce.
-¿Cree también que la superpoblación es la causa madre de todos los conflictos?
-Sí. Sin ninguna duda. Se calculan alrededor de cuatro mil médicos egresados y las vacantes para residencia no llegan a 500. Es decir que sólo el 12 por ciento se formará correctamente. Hoy está aceptado en el mundo que, sacando raras excepciones, la única formación correcta es la residencia médica. En anestesia, el médico que no termina la residencia no puede acceder a su título habilitante.
Acción
-¿Cómo logró la Asociación unificar el criterio de todos los anestesiólogos?
-Esta institución tiene 55 años. Es tan importante el reconocimiento que tenemos en el mercado gremial como en el científico: tenemos un simulador de anestesia, único en Latinoamérica, que costó más de 300 mil dólares. Tenemos el primer curso de especialista en dolor, que es un posgrado de dos años. Y por supuesto, el desarrollo gremial es también muy importante. Esto empezó con un problema gremial cuando se sacó a un médico de un hospital sin sumario previo. Se hizo una huelga médica liderada por anestesiólogos, así que nosotros lo fuimos heredando y somos continuadores de la política inicial. Tomamos un nivel de defensa gremial que hace que estemos muy unidos. Prácticamente, todos los anestesiólogos de Capital y Gran Buenos Aires están afiliados en forma totalmente voluntaria. Porque hay anestesiólogos que están fuera de la institución, e inclusive hay otros que, después de un correspondiente sumario, fueron expulsados.
-Respecto de eso, ¿cómo se maneja el tribunal de ética?
-Tenemos un estatuto que contempla las faltas éticas del que somos custodios acérrimos. Por ejemplo, el desplazamiento del lugar de trabajo, ofrecerse por menores honorarios; para nosotros son faltas éticas graves. Cuando hay un problema gremial, se hace un sumario y se investiga. La Comisión directiva tiene la posibilidad de aplicar una sanción y el sancionado puede pedir una revisión al Tribunal de honor, que es un estamento superior. Pero a su vez tiene una tercera opción, que es la Asamblea de fin de año. Esa sí, es soberana e inapelable.
-En algunos aspectos funcionan como un sindicato y, sin embargo, ante la ley son una asociación científica, ¿cómo se combinan ambas cuestiones?
-Es verdad que somos un gremio particular. Ninguno vive del gremio, lo que nos diferencia, en gran parte, de los gremialistas en general. Pero nuestros cargos son rentados. Yo, como presidente, cobro. Se ha decidido en Asamblea que mi tiempo vale y de alguna manera se tiene que compensar lo que dedico a la institución; es también una manera de poder exigir. Pero yo no vivo de esto, sino de hacer anestesia. Si me voy de vacaciones un mes, cobro cero peso. Y también pusimos un tope a lo que se percibe para que no me dedique a vivir de esto.
-¿Hay bandos políticos consolidados que disputen el poder?
-Desde que empezó la Asociación la gran mayoría de las elecciones fueron con lista única. Pero desde hace cinco períodos se presentan dos listas. Hace seis años nosotros éramos la lista opositora. No sé qué pasará este año, es probable que se presente una segunda lista.
-¿Qué fallas políticas advirtió en la institución en los últimos tiempos?
-Siempre quedan cosas por resolver. La medicina está cada vez más conflictiva, las obras sociales pagan cada vez menos, se prolongan los tiempos y nuestra preocupación es despegarnos del mercado, porque el ideal para nosotros es que las sociedades médicas nos empiecen a copiar.
Continuará...
Sus últimos artículos
-
Muerte Súbita: el evento cardíaco por el que falleció Miss Perú Universo 2008 (Parte 3)
-
La enfermedad cardíaca que pudo haber causado la muerte de Miss Perú Universo 2008, Karol Castillo (Parte 2) ¿Qué es la muerte súbita?
-
¿Padeciendo qué enfermedad cardíaca murió Miss Perú Universo 2008, Karol Castillo? (Parte 1) El anestesiólogo cardiovascular lo explica.
-
¿Por qué no "despierta" Gustavo Cerati? (Parte 4) ¿Y qué posibilidades tiene de recuperarse?