Revista Opinión
Ayer, en la Universidad Autónoma de Madrid, se presentó por primera vez en España la Cátedra Ángel Palerm. El acto estuvo organizado conjuntamente por el Departamento de Antropología Social y Pensamiento Filosófico Español y el Instituto de Migraciones Etnicidad y Desarrollo Social. La presentación de dicha Cátedra fue a cargo de Carlos Jiménez, catedrático de Antopología social, y de las profesoras mexicanas Carmen Icazuriaga, de Ciesas, y Carmen Bueno, de la Universidad Iberoamericana de México. Pero ¿quien fue Ángel Palerm?
Ángel Palerm Vich nace en Ibiza (Baleares), en 1917. Primero aprende a hablar el ibicenco; luego, el castellano. En la escuela, recibe clases de reli¬gión, pero también tiene maestros liberales. De esta forma, recibe ambas influencias. Vive con intensidad la caída de la dictadura de Primo de Rivera. Participa en la Asociación Profesional de Estudiantes Ibicencos y se relaciona con estudiantes de Bar¬celona y Madrid. Tiene contactos con marineros que han viajado por todo el mundo y se deja influir por anarcosindicalistas catalanes. Su militancia en esta corriente hace que, en varias ocasiones, sea apresado. Entre 1934 y 1936, entre los 17 y los 19 años, pasa la mayor parte del tiempo en actividades políticas de propaganda y de organización. Desconfía del discurso de la etnicidad por su carga racista. Le importa más la lucha obrera, en contra de la empresa capitalista. Luego, combate en la guerra civil. Está convencido de que es una lucha por la revolución social. Desea un socialismo lo más libertario posible. Le disgusta la burocracia, aborrece cualquier forma de autoritarismo y adopta la disciplina militar de los comunistas. Varias veces es herido. En febrero de 1939, ante la derrota, es de los últimos en cruzar la frontera con Francia, y es confinado en un campo de concentración. En julio, se embarca rumbo a México.
Desde la ciudad de México, Ángel Palerm pretende regresar a su patria y luchar en la clandestinidad. Pero se separa de los comunistas y abandona la actividad política. Se casa con Carmen Viqueira. Busca trabajo y Carmen le presiona para que vuelva a estudiar. Cursa dos licenciaturas en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Consigue un puesto vacante en la Unión Panamericana de los EEUU, de ayudante de editor de una revista. E ingresa como antropólogo en la Oficina de Ciencias Sociales de la Unión Panamericana. Allí vive 13 años.
Ángel hablaba de cuatro exilios: de Ibiza a España, de España a Francia, de Europa a México, y de México a Estados Unidos. En la Unión Panamerica¬na, le encargan el Boletín de Ciencias Sociales, que convierte en una importante publicación de divulgación. Lee muchas revistas sobre antropología, sociología e historia. Hace síntesis de las contribuciones teóricas y metodológicas más importantes. Traduce artículos, hace el boletín una revista mensual y promueve una serie de publicaciones monográficas en ingles y en español. Imparte clases en semi¬narios de postgrado en la American University y en la Universidad Católica de Washington. Da conferencias en Princeton y en Harvard. De 1961 a 1965 es director del departamento de Asuntos Sociales. Pero, declina continuar en el cargo en protesta por las políticas norteamericana en el Caribe y Vietnam.
Palerm es autor de quince libros y cinco como coautor. Entre sus obras destacan “Estudios sobre ecología humana” (1957), “Historia de la etnología” (1974-1977) y “Antropología y marxismo” (1980). Publica artículos en once libros colectivos, y en revistas académicas. Si contamos todas sus publicaciones, reediciones y obras traducidas, 45 vieron la luz en Estados Unidos, 30 en España, tres en Centroamérica, dos en Puerto Rico y 81 en México. Elabora proyectos de estudios antropológicos. Dirige proyectos de antropología aplicada. Profundiza en el neoevolucionismo. Analiza los efectos de la agricultura de irrigación en la evolución social…
Repetidas veces transterrado, Palerm engrandece la antropología mexicana, pese a que antropólogos mexicanos, en momentos cruciales de su carrera académica, le hacen sentir que él no ha nacido en México. Intenta buscar espacios de autonomía para una institución panamericana, dominada por los intereses estadounidenses. Hace confluir tradiciones intelectuales europeas, estadounidenses y mexicanas. Ensaya modelos en los que propicia convergencias de autores opuestos. Sintetizando influencias cristianas, anarquistas y marcianas, teoriza y encamina su propia praxis. Ángel Palerm fue sobre todo un maestro. Invita a pensar, a discutir, a polemizar. Innova en el estudio de la antropología. El 10 de junio de 1980, muere en la ciudad de México. Desde ayer, este ibicenco universal cuenta con una cátedra en la Universidad Autónoma de Madrid.