Revista Educación
Hoy es un día importante para “Gelo”, la Asociación de Voluntariado Flavium de Cacabelos (El Bierzo), le va a rendir un homenaje por su esfuerzo y dedicación a dicha asociación, además de ser socio fundador y miembro desde un enero frío del año 2008.
Conozco la trayectoria de “Gelo” en esta Asociación, pero esa parte no la voy a describir en este post, se lo dejo para la Junta Directiva de la Asociación que lo hará en el acto, me voy a esa persona que desarrolló una particular manera de ser que le permite manifestar esa faceta de “voluntario de cercanía vecinal”.
Con catorce años empieza un proceso de aprendizaje de albañil, de “pinche”, en la empresa Quiroga de Cacabelos. Después de catorce años y con la profesión aprendida, se hace autónomo y comienza a trabajar por su cuenta.
Es a principio de los ochenta cuando empiezo a tener con “Gelo” un trato más personal, y lo hice través del primer grupo ecologista creado en el Bierzo, el colectivo Planeta Verde, en el que empezamos a colaborar. Recuerdo que estando en proyecto el Parque Natural de San Bartolo, por cierto una iniciativa de Planeta Verde, utilizábamos un Renaul4L, es decir un “cuatro latas” que “Gelo” había comprado, pero no tenía carné, por lo que el coche siempre estaba rodando por multitud de manos, en varias ocasiones se llevó a buscar árboles que se plantaron y son muchos de los que ahora cubren de un manto verde esa zona.
Después vendría la Charanga El Grillo, un grupo no sólo musical, era en realidad una “escuela de la vida”. “Gelo” fue parte muy importante de esta iniciativa que durante varios años fue del motor sociocultural del municipio de Cacabelos, se llegó a dinamizar los Carnavales de Cacabelos, recuperar tradiciones como “el entierro de la sardina”, o “a partir la vieja”, ésta última se ha dejado de hacer.
Participó en las “escuelas de verano”, llevando un taller de albañilería para niños y niñas, también en los diversos “campamentos en la naturaleza”, actividades desarrolladas en Cacabelos durante las vacaciones de los escolares.
A los 56 años, “Gelo", sufre un infarto que le impide volver a su situación laboral anterior de albañil, pero lejos de encerrarse, de dejarse llevar por el olvido, el pesimismo y la pereza, decidió que su vida continuaba y que era el momento de poder dedicarse aquello que más le gustaba y con lo que disfrutaba, como podría ser el de “voluntario de cercanía vecinal”. Su huerto producía de todo y para todos, su almacén suministraba tornillos, arandelas, taladros, etc, a todas las personas que necesitasen hacer alguna chapuza. Montó un torno de carpintero, empezó a tornear peones, ese juguete tan propio de nuestra época y que nos hacía sentir más de pueblo, tanto a niños como a niñas. Además de hacerlos, los regalaba y enseñaba a bailarlos en los barrios del pueblo.
Después vendrían muchas más cosas como el tomar la decisión de recuperar “la hoguera de Reyes” en la plaza de Santa Lucía del barrio de la Casería, de hacer un “día del peregrino” a la entrada del camino de Santiago y darles la bienvenida a peregrinos y peregrinas con un caldo, jamón y vino de la tierra.
Pero Gelo cuenta siempre con una persona muy cercana, con Conchita, su mujer, que le anima a seguir con todas estas iniciativas, también a su lado está su hijo Gelín y su hija Conchi, a ellos también les debe parte de lo que es.
Al final, yo sólo quiero mostrar la parte más humana y alegre de Gelo, por eso elegí una foto de Carnaval siendo laprimera vez que salía la Charanga El Grillo a la calle, hace unos 30 años, con la cara pintada por el artista local, Pedro Cotado, con el traje de calzoncillos blancos y con el primer bombo, ya que Gelo fue el primer bombero de este grupo.
Un abrazo compañeroSamuel N.P.