Desde aquí quiero dar la enhorabuena a los ganadores y finalistas del presente certamen, que verán publicados sus microrrelatos, así como, a todos los participantes por encima de las controversias suscitadas por el fallo del jurado de este año. Por mi parte, quiero hacer una mención especial a mi colega y compañero de fatigas Ramón Zarragoitia, que con su micro titulado Epiko ha sido el noveno finalista, de los 471 microrrelatos presentados al concurso.
Aquí os dejo el microrrelato con el que yo me he presentado.
ROMPIENDO EL SILENCIO
Oigo mugir a los toros rompiendo el silencio. No te levantes, me dice ella. Sólo son las once de la noche. Debajo de las sábanas imagino una carrera limpia junto a una luna llena, y me digo, no te preocupes sólo es el encierrillo. Sigo al acecho, aunque me quede quieto, pero ellos continúan insistiendo. Intento no oírlos, pero no puedo.
Suena el primer cornetín rompiendo de nuevo el silencio y un segundo toque que confirma que todo está dispuesto. Apenas son cuatrocientos cuarenta metros, sin flashes ni gritos, los que separan los corrales del gas de los de Santo Domingo, pero a mí me gustaría salir a su encuentro… mi deseo de fiesta es tan intenso que me digo: ahí vienen, y los imagino pasar en silencio por el puente de Rochapea.
Algunas noches oigo mugir a los toros rompiendo el silencio. No te levantes, me dice ella. Hasta mañana no será la verdadera carrera. Y como cada año, antes de dormirme bajo la cúpula del sueño, pienso en las zapatillas nuevas, en el pantalón blanco y en la camiseta, y sobre todo, en el primer cohete que romperá definitivamente mi silencio.
Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel.