El género negro engloba multitud de matices, nada es totalmente negro, como en todas partes hay diferentes maneras de ver las cosas. Éste género es de los más flexibles, donde más se pueden englobar novelas, muchas veces injustificadamente como veíamos días atrás con el caso de Ojos de hielo. La novela de Rafael Estrada es uno de esos matices del género, uno bastante común y que tiene una legión de acérrimos seguidores, una de las vertientes del género que tan bien se le daba al gran Ed McBain, la novela policíaca procesal; esa que nos muestra todos y cada uno de los pasos que sigue un policía para resolver un caso, esa que nos muestra desde dentro como funciona todo el asunto.
Ángeles de sangre nos sitúa en un bonito triangulo geográfico, el que forman Cartagena-San Pedro del Pinatar-La Manga del Mar Menor. Allí al novato inspector de la Policía Judicial de Cartagena Juan Proaza o Juanito como le llaman en comisaria, le cae el primer caso de su, de momento, corta carrera; el cuerpo decapitado de una niña de unos trece años ha aparecido en las salinas de San Pedro del Pinatar. Por si la conmoción de encontrar un cuerpo de niña fuese poco, que éste esté decapitado lo complica todo mucho más, pero además, resulta que no muy lejos de allí, en una área infantil y durmiendo a pierna suelta, parece que un trabajador del ayuntamiento acaba de encontrar al asesino de la niña…
Poco a poco y de la mano de Juanito, Estrada nos ira introduciendo en un mundo algo sórdido, un mundo oscuro plagado de personajes que se refugian en pequeños grupos anónimos, que se buscan y se identifican y se alimentan entre nosotros, que buscan placer entre los más débiles, en los indefensos. Los niños. Ángeles de sangre trata sobre la pederastia, de una manera llevadera y sin incisiones dolorosas; conocemos las motivaciones, las artimañas que utilizan, su justificación. En un contexto imaginario como el de la novela, Estrada nos presenta las posibles motivaciones que llevan a estas personas a cometer estas barbaridades; basadas en determinada filosofía entre la ficción literaria y un tipo de adoración hacia cierto mensajero divino.
Como digo, la novela no hace hincapié en detalles escabrosos sobre esa horrible práctica, Estrada lo trata en un contexto muy llevadero y se agradece, la trama envuelve el suceso de manera que se mezcle con el resto de acontecimientos, que este ahí, pero de manera sutil. Por otro lado está el resto de la trama, una investigación policial y forense que se hace cercana y fácil, incluso agradable, con un Juanito cercano, que sufre las vicisitudes de ser novato en una comisaría llena de veteranos, de tener un padre estricto y de genio difícil y una madre cariñosa y amable; vemos un inspector Juanito que, al menos a mí, nos cae bien en seguida, marcado desde pequeño por la novelas policíacas y las series, que escucha heavy metal y que, lejos de tener el aspecto de un auténtico inspector de policía de verdad, viste tejanos gastados, zapatillas deportivas y camisetas algo juveniles.
Merece especial mención el forense Luzón, un tipo divertido, de locuacidad interminable y que se toma la vida desde un punto de vista envidiable, un personaje vital en la novela y sin duda mi favorito.
Ángeles de sangre es una novela negra cómoda, que seguramente gustara mucho a quien no suelen leer género negro, es más, diría que es una muy buena novela para empezar a leer novela negra, para cogerle el gusto al género; Estrada escribe con claridad y ritmo, no hay escenas escabrosas ni dolores de barriga, el desarrollo y el final son redondos y consecuentes con la trama y hasta tiene un pequeño giro hacia el final de la novela, de la mano de mi querido Luzón. Lo único que le diría a Estrada es que para su próxima novela de la serie, al parecer es una trilogía, evitara utilizar nombres en diminutivo, y nuestro apreciado Juanito pasase a llamarse Juan. Los diminutivos chirrían muchísimo.
Ángeles de sangre fue premiada por los lectores con el premio megustaescribir.com
Ángeles de sangre
Rafael Estrada
DEBOLSILLO 2013
228 páginas.