Revista Motor

Angelito 1, un Citroën de ley

Por Archivo De Autos
La visita a Los Cardales el domingo 30 de agosto de 2015 me trajo una agradable sorpresa, en la soleada tarde invernal. Detrás de donde estaba estacionada la Mercedes se aglomeró una cantidad notable de personas. ¿Qué hay o qué están mostrando? Fueron las dudas que tomaron por asalto mi cabeza. Era el Angelito 1 un Citroën 2 CV hecho a escala por la mano de Angelo Crudo. Y eso es lo que veremos este domingo.

Angelito 1, un Citroën de ley

El Angelito 1 visto de su perfil derecho en Los Cardales.


La primera impresión que me llevé fue encontrarme con un Citroën 2 CV en miniatura arriba de una base de madera. No podía dar crédito a mis ojos. Parecía que el auto a escala saldría en marcha en cualquier momento. El color era lo que más me impactó.
Al acercarme a completar esa pequeña joya artesanal, cuando los curiosos se comenzaron a alejar, pude maravillarme con los detalles de terminación. Claro que siempre aparece alguno que le encuentra un defecto y se pierde de admirar la obra en su totalidad. Lo digo como artesano que soy. Se lo que cuesta realizar, con las manos, ciertas piezas.

Angelito 1, un Citroën de ley

El Angelito 1 desde su lado izquierdo.

Angelo Crudo, un ítalo-argentino, tardó cuatro años de su vida en lograr que el Angelito 1 quedara como se puede apreciar en las fotografías que ilustran esta nota. Realmente estuve largo rato contemplando los detalles de terminación y la exactitud general del auto a escala.

Angelito 1, un Citroën de ley

Otra vista del lado izquierdo con el capot levantado.

Crudo se encargó de mencionar las piezas faltantes. “No tiene cerradura en la puerta porque nadie se lo va a robar”, dijo a los curiosos entusiastas que no paraban de tomarles fotos al Angelito 1. “Tampoco tiene la traba del capot, porque no va a levantar velocidad como para que se abra”, dijo con su español italianizado y una sonrisa en los labios.
“Otra cosa que no le hice fue el tensor de la palanca de cambios. Si total no va a estar sometida a esfuerzo”, dijo a su improvisado auditorio. Como siempre están los que encuentran los defectos, pero no se si son capaces de hacer un par de muñequitos con plastilina. “Le faltan lo semiejes”, dijo uno como tratando de desmerecer los cuatro años de construcción. Crudo le respondió que el Angelito 1 no se iba a ir a ninguna parte.

Angelito 1, un Citroën de ley

Visto desde atrás con su identificación y el baúl cerrado.

Lamentablemente no había conseguido una batería para mostrar el accionamiento de su motor. Que por supuesto está reproducido parte en madera y parte en chapa. Un pequeño motorcito eléctrico, que simboliza a la dínamo del Citroën 2 CV y mediante una correa de goma mueve la clásica turbina del motor. Nos contó que produce un sonido metálico similar al característico al que produce el motor del 2 CV cuando está en marcha.

Angelito 1, un Citroën de ley

El baúl abierto y podemos ver la rueda de auxilio.

La palanca de cambios simula los movimientos de la primera y la segunda marcha. El volante gira moviendo las ruedas delanteras y el diminuto tablero del habitáculo tiene la perilla que acciona el motor eléctrico del vano motor. Pero los detalles siguen y se puede accionar la perilla que regula la altura de los faros delanteros.
Los asientos son tal cual los primeros Citroën 2 CV que se fabricaron en Argentina. El Angelito 1 está basado en el modelo de 14 HP que se produjo en nuestro país. Está demás decir que el techo de lona se puede abrir y si no lo hizo, Angelo Crudo, fue porque los ganchos son muy diminutos y la operación es compleja. Máxime con la gente tan cerca y toqueta por momentos. Tiene piezas muy delicadas de accionar, como las manijas para abrir las puertas.

Angelito 1, un Citroën de ley

Angelo Crudo con la rueda de auxilio en la mano.

Solo los que hemos visto un viejo Citroën 2 CV podemos quedar impactados por el detalle de los cierres internos de las puertas. Son literalmente exactos a los a escala real. Es como si Crudo hubiera tomado un Citroën celeste y lo hubiera encogido con alguna magia que solo él conoce.

Angelito 1, un Citroën de ley

Visto de frente con los detalles del motor y la puerta derecha abierta.


La tapa del baúl es maravillosa con su manija y abriéndola nos encontramos con el neumático de auxilio. Porque las cuatro ruedas parecen que saldrán rodando cuando nos descuidemos. Como siempre un pánfilo (cuánto tiempo que no usaba esta palabra) le cuestionó la válvula de inflado. Hay que ser estúpido. Porque los neumáticos tiene aire y no son macizos.
Los faros traseros y los laterales son de acrílicos y los fabricó un amigo de Crudo. En cambio los faros delanteros son de bicicleta y Angelo se tomó el trabajo de moldearlos hasta llevarlos a la medida necesaria. Simplemente son perfectos por su exactitud. Incluso la batería los hacer encender, pero nos quedamos sin verlos por la batería agotada.

Angelito 1, un Citroën de ley

El vano motor visto del lado derecho.

La carrocería la realizó en chapa y los cuatro guardabarros en cobre. Para hacerlos construyó moldes de madera desarmables. Esto lo entiendo como artesano que soy. Muchas veces tenemos que realizar herramientas especiales que no están a la venta en ninguna parte. Es parte del trabajo de crear una pieza que será única.

Angelito 1, un Citroën de ley

Una vista área del motor.

Un párrafo a parte fue agacharse para ver los inferiores del Angelito 1. La sorpresa encontrarse con el movimiento de la dirección, los brazos de suspensión y hasta los batidores de inercia, tan característicos del Citroën 2 CV. Sencillamente a esta altura de conocer al Angelito 1 no podía más que felicitar calurosamente a Angelo Crudo.
Cosa que hice como artesano. Por varias cosas. Una por la dedicación y la paciencia para realizar la pieza. Dos por el amor con que lo hizo. Tres por la pasión que le puso para llevar a la práctica el Angelito 1. Y cuatro porque le sirvió de terapia mientras luchaba contra un cáncer, por más de un año.

Angelito 1, un Citroën de ley

El interior del Angelito 1 desde el lado derecho.

Ahora se entiende porque no lo vendió cuando le ofrecieron una suma más que interesante, en euros, por el Angelito 1. Valor que permitiría a más de uno de nosotros comprar un auto, y no usado. Pero creo que hay mucho de él puesto en esa pieza. No quiere decir que no la venda en algún momento, pero será después de pensarlo mucho.

Angelito 1, un Citroën de ley

Parte trasera del interior vista del lado izquierdo.

Lo entiendo perfectamente. Cuando comencé a vender mis piezas artesanales enteladas sentía que una parte mía se iba con la pieza. Lo superé porque terminé por entender que es un oficio. No es un hobby, aunque a alguno, de afuera le parezca eso. Pero lo que siempre será así es que cada pieza que uno hace en forma artesanal, con las propias manos, es parte de uno. Como si fuera un hijo.
Así lo siento luego de 20 años de entelar objetos de la más variada especie. Con la preponderancia de los buzones alcancías entelados. Lo que tengo en claro es que en cada lugar que hay una pieza de las que hice con mis manos estoy presente de alguna manera. Pese a que vendí la pieza, en parte siguen siendo mía de alguna manera. Eso mismo pasa con el Angelito 1, quien lo compre alguna vez nunca podrá quitarle el espíritu y la pasión que puso Angelo Crudo para hacerlo a lo largo de cuatro años.

Angelito 1, un Citroën de ley

El motor visto desde abajo.

Por todo los que le conté en esta nota es que quise describirles, lo mejor que pude, el Angelito 1. Porque entiendo perfectamente a Angelo Crudo, lo entiendo como ser humano, pese a las diferencias de edades, pero más lo entiendo, y comprendo como artesano. En eso tenemos un lenguaje en común y eso no es fácil de explicar con palabras. Solo se siente en las piezas que uno puede realizar y las personas que las conocen lo entienden. Ahí es cuando se completa la comunicación con el otro.

Angelito 1, un Citroën de ley

La suspensión delantera y el babero de goma.

El próximo proyecto de Angelo Crudo es realizar un karting a escala. En realidad ese era su idea original. Pero como comenzó a armarlo y la cosa iba bien siguió con la construcción de la réplica del Citroën 2 CV. En medio de eso tuvo su lucha contra un cáncer y el armado del Angelito 1 le sirvió de terapia. Logró su objetivo por partida doble: hacer una pieza magistral y ganarle a la enfermedad. Gracias a eso podemos disfrutar de esa pieza a escala que la muestra en forma desinteresada.
Gracias a Los Cardales conocí a Angelo Crudo y su Angelito 1, como a su amigo que desconozco el nombre, pero charlamos un rato. Incluso me dijo que había visto a la Mercedes en distintas partes: “están por todos lados”. Claro debería haberle contado de Archivo de autos y su alcance entre los fierreros. Tal vez esta nota se lo demuestre.

Angelito 1, un Citroën de ley

La suspensión trasera y la rueda en primer plano.

Todas las fotografías que sirven para ilustrar cómo es el Angelito 1 fueron tomadas el domingo 30 de agosto de 2015, a la tarde, durante “El Desafío” 3º encuentro de autos organizado por Autos Clásicos Los Cardales en el predio del ferrocarril Línea Mitre de Los Cardales.
Mauricio UldaneEditor de Archivo de autos
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