Angry Words: porque no se escribe este post

Hay días en que te puede el desánimo y no sabes que escribir en tu blog.

Me ocurrió hace unas semanas cuando un conocido -DirCom en funciones, hasta aquí quiero mencionar- me decía que encontraba la conversación en medios sociales bastante sobrevalorada. Me extrañó el comentario viniendo de un responsable de Comunicación. Supongo que por similares razones prefirió que de su Intranet corporativa se ocupará el departamento de Sistemas. A veces esto causa el desánimo y no sabes que escribir en tu blog.

Otros días por el contrario te topas con la apertura de aquellos que están alejados del mundo 2.0 -a pesar de ser receptores, lectores y consumidores que no crean de forma activa- y entonces, de tanto ánimo no puedes concentrarte en escribir en tu blog.

Llegas a dar una formación y sueltas cosas como

“A tus clientes no les interesa desde que departamento les hables. A Gerencia ese desconocimiento le produce un dis-valor cuando no, un auténtico vértigo.”

y sucede que algún directivo presente asiente, luego otro y ahí es cuando tu clase muta y se vuelve diferente. Cambiar una actitud te pone. Estimula. Entonces, te dedicas al relax. O con calma y estilo, o no escribes en tu blog.

Las fechas: las últimas semanas del mes resultan ser complicadas. La vida te sonríe plena de actividades presenciales, te caen visitas, se juntan seis eventos en una semana, te invitan a inauguraciones de aquí y networkings de allá que hasta te sabe mal meter el dedo entre los botones sensoriales de tu teléfono para redactar un post en medio de una buena cata charla. Queda fuera de la etiqueta y la historia comprueba que no compensa renunciar a una felicidad actual tangible por otra “solo probable” felicidad futura. Y dejas para otro día aquello de escribir.

Ah, y los tiempos. En los momentos que corren decir que estás “tapado de trabajo” -y no de deudas o de otros problemas- alegra a una gran mayoría de personas aunque traten de convencerme de que la envidia es un deporte favorito situado apenas detrás del fútbol. Pero ya por los excesos de bien tapado, de mal tapado o de compartir con alegres y envidiosos, te falta tiempo y no tienes cuando ponerte a escribir.

Y claro, queda para sumar el factor cansancio que sobreviene luego de encontrarte en una misma semana con DirComs que renuncian a la comunicación, directivos que la abrazan, conferencias que aún no terminas de preparar, trabajos que aún tienes que insistir por cobrar y los seis eventos que te consumieron las pilas. Prefieres el sofá y no puedes ni pensar en escribir en tu blog.

La última excusa es el arrepentimiento, que -de lejos- es la peor de todas.

Tienes (tenías) un tema, una gráfica -o dos-, escrito el comienzo, un nudo interesante y el cierre. Buen título, pasa un examen básico de SEO. Solo ese tercer párrafo no te cierra. Te molesta, lo cambias, lo retocas y ahí sigue molestando. Te levantas, lees correos, revisas posts de lujo, borras correos y el párrafo sigue ahí, vivo pero muerto de risa. Es demasiado. Matas el post en lugar de matar al párrafo.

Ya solo te queda hacer lo que nunca deberías hacer: empezar un nuevo post diciendo

“Hay días en que te puede el desánimo y no sabes que escribir en tu blog …

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