Aníbal Carmelo Troilo, alias Pichuco (Buenos Aires, 11 de julio de 1914 - 18 de mayo de 1975), fue un bandoneonista, compositor, director de orquesta de tango argentino.
Fue uno de esos contados artistas que nos hacen preguntar qué misterio, qué magia produjo semejante comunión con el público. Como ejecutante del bandoneón no fue un estilista como Pedro Maffia, ni un virtuoso como Carlos Marcucci, ni un creador múltiple como Pedro Laurenz, ni un fraseador como Ciriaco Ortiz. Pero de todos tuvo algo y fue, fundamentalmente, él mismo, personalidad y sentimiento en la expresión.
Como director de orquesta cultivó un estilo netamente tanguero, equilibrado, sin efectismos y de buen gusto. Supo rodearse de los mejores ejecutantes de acuerdo a sus ideas musicales; eligió buenos cantores, que a su lado invariablemente dieron le mejor de sí, a punto tal que una vez alejados de su orquesta, a lo sumo parcialmente y por poco tiempo rindieron al mismo nivel. Supo además elegir el repertorio sin doblegarse ante las imposiciones de las empresas grabadoras. Finalmente, fue un inspirado compositor, creador de temas que perdurarán, lo mismo que sus versiones de obras ajenas, transformadas en clásicos a través del tiempo.
Y el próximo 11 de julio se celebra el centenario de su nacimiento, estaremos atentos a todos los eventos que se están preparando. Para quien no haya escuchado sus magistrales interpretaciones, como ejemplo un viejo tango: “Malena”