Revista Cine
Primera película del director australiano David Michôd: una agradable sorpresa, premiada en varias ocasiones. La vida de un muchacho de 17 años cambia radicalmente en el momento en que su madre muere de una sobredosis de heroína y él tiene que irse a vivir con su abuela y sus tíos, que forman una familia de ladrones de la que su madre le había apartado. A partir de entonces se ve envuelto en un mundo de armas, de acoso policial, de cocaína y de muertes violentas. La han comparado con películas de la mafia, pero hay algo en sus secuencias que a mí me recuerda a Sangre fácil, de los Coen: esa clase de thriller de asesinatos, de bajo presupuesto y dirigido por un cineasta novel que promete tener una carrera fulgurante (y si no, al tiempo).
En Animal Kingdom el protagonista (James Frecheville) debe convivir con sus tíos, de conductas claramente marcadas (el más equilibrado, el psicópata, el salvaje…, interpretados por Ben Mendelsohn, Joel Edgerton, Sullivan Stapleton y Luke Ford, la mayoría vistos en papeles secundarios en otras películas), y sortear el acoso de un policía (Guy Pearce). Pero la gran revelación del filme es Jacki Weaver (muy premiada ya por este papel y nominada al Globo de Oro, aunque final e injustamente no lo ha obtenido), una abuela maliciosa, tan retorcida y maquiavélica como la shakespeareana Lady Macbeth: hay algo en su personaje que remite a las madres italianas del cine de mafiosos.
Película intensa, negra, violenta y contundente, cuyo título alude a la situación de los animales en la jungla: sólo los fuertes sobreviven y algunos débiles sólo se salvan cuando los primeros los protegen, situación en la que el protagonista acaba cayendo.