Animal print II parte: ¿Quien dijo que yo no tengo mi fiera?

No pensaba yo que al estampado más salvaje le iba a tener que  que dedicar una segunda entrada.... y mucho menos que la primera pudiese provocar confusión. Lo reconozco, estoy hecha un lío. Toda la vida, tanto a nivel personal como profesional, se me ha definido como muy tajante y clara en mis opiniones. Como dice mi Santa madre, "Hija parece que sientas cátedra"... Y ahora resulta que escribo una entrada como la del animal print, y se me entiende al revés. Lo siento pero vais a  acabar llevándome al diván con un desdoblamiento de personalidad. Aunque bien pensado esto ya es más cool que lo de mis antiestéticos gustos repostero-culinarios.
Pues lo siento, me habré expresado mal, lo reconozco, pero a mi me gusta el animal print, y por supuesto tengo mi estampado de animal favorito.   Y lo siento aunque no sé si esto se puede decir en un mundo fashionista, mi animal print favorito no es el leopardo, ni la jirafa, ni siquiera la serpiente (aunque este me gusta bastante), mi estampado animal favorito es el de la vaca. Vale, lo sé, no corre por las colinas de Nairobi ni proviene de lugares exóticos, pero en otros se le venera.  Quizás no tiene andares felinos, pero al andar mueve el culo con mucha mas gracia....y no es muy cool (le estoy cogiendo gusto a la palabrita) pero a mi me vuelve loca, y sueño desde hace años con que una alfombra de piel de vaca que presida mi taller. ¿Que no es una pieza apropiada para un taller?. Pues seguramente no, pero tampoco lo es una silla de Philippe Starck que me costó un fortunón y todos los días asiento mis posaderas sobre ella.

Así que ya lo sabéis, el estampado animal que verdaderamente me vuelve loca es la vaca.... y aquí no admito críticas, que algunos en el horóscopo chino son la rata y yo no digo nada