Barmse fue un San Bernardo que se convirtió en la heroica mascota de las Fuerzas de la Noruega Libre durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue todo un símbolo de libertad para los noruegos durante la guerra. El Capitán Erling Hafto compró a Bamse en Oslo y desde muy pequeño hizo vida de marinero a bordo del ballenero Thorodd.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la embarcación de la que su amo era capitán fue requerida por la Armada Real de Noruega y fue reconvertida en patrullera costera, con base en Hammerfest. Bamse fue enrolado como miembro oficial de la tripulación el 9 de febrero de 1940.
Tras la invasión alemana de Noruega el 9 de abril de 1940, la patrullera Thorodd formó parte de la defensa naval ante la poderosa Kriegsmarine germana y fue empleada también como transporte de prisioneros de guerra. Poco después de la capitulación noruega, la Thorodd fue una de las pocas embarcaciones que logró huir a Inglaterra.
El simpático Bamse animaba a la tripulación de la embarcación y en los combates se solía poner frente a la torreta central (le llegaron a construir un casco especial de metal). Entre sus actos de heroismo destacaron salvarle la vida a un joven teniente comandante que había sido atacado por un hombre armado con un cuchillo (el valiente Bamse le empujó al agua por la borda) y salvar de una muerte segura por ahogamiento a un marinero que había caído al agua.
También fue conocido por calmar los ánimos a bordo, al interponerse en las peleas entre marineros cuando la tensión se hacía insoportable. A modo de anécdota, cabe destacar que en su estancia en Reino Unido, Bamse recogía a los marineros que estaban empinando el codo en las cantinas y se aseguraba de que llegaran sanos y sanos antes del toque de queda.
Por todos sus méritos, Bamse terminó siendo la mascota de la Armada Real de Noruega y, en última instancia, de todas las Fuerzas de la Noruega Libre. Durante la Segunda Guerra Mundial, se empleó la siguiente fotografía icónica ( derecha) en las postales de Navidad. Bamse murió de un infarto el 22 de julio de 1944. Fue enterrado con todos los honores militares y a su funeral acudieron cientos de marineros noruegos, efectivos aliados, escolares y civiles. La Armada Real Noruega celebra una ceremonia conmemorativa en su honor cada diez años.
Wojtek, el oso pardo persa y polaco
Wojtek fue un oso pardo encontrado en Irán y adoptado por los soldados de la 22.ª Compañía de Suministros de Artillería del Segundo Cuerpo Polaco. Durante la cruenta Batalla de Montecassino, Wojtek contribuyó al transporte de suministros y municiones. El nombre "Wojtek" es un diminutivo de "Wojciech", un antiguo vocablo eslavo común todavía en la Polonia actual y que podría traducirse como "aquel que disfruta de la guerra" o "guerrero sonriente".
En 1942, un chico iraní encontró un osezno huérfano cerca de Hamadán (Irán). Se lo vendió a Irena Bokiewicz, una joven refugiada polaca que escapaba a pie de la Unión Soviética por el paso de las montañas del Elbrús. Cuando creció demasiado como para quedárselo, lo donó al Ejército de Polonia. Dado que el oso tenía menos de un año por aquel entonces, tenía problemas para deglutir y había que alimentarlo con leche condensada mediante el uso de una botella vacía de vodka.
Más adelante, el oso empezó a recibir una dieta a basa de frutas, mermelada, miel y sirope, y a menudo se le premiaba con cerveza (terminaría siendo curiosamente su bebida preferida). También le gustaba fumar. Le encantaba pelear amistosamente y se le adiestró para devolver el saludo siempre que se le saludaba. Wojtek terminó convirtiéndose en toda una atracción tanto para civiles como para soldados. Viajó con su compañía por Iraq, Siria, Palestina y Egipto.
Cuando los soldados polacos fueron requeridos por los británicos para participar en la Campaña de Italia, se toparon con la desagradable sorpresa de que su peludo amigo no podía subirse al barco de transporte.
Los polacos, decididos a no abandonar a su fiel amigo, lo alistaron oficialmente en el Ejército de Polonia, dándole toda la documentación pertinente. El encargado inglés de autorizar los embarques, haciendo gala de la flema inglesa característica, le dio una palmadita en la espalda a Wojtek y le encomió a subir a bordo.
Dado que ahora era un "soldado" oficial de la compañía, vivió en las mismas condiciones que sus compañeros. Según numerosos testigos, durante la Batalla de Montecassino, Wojtek ayudó valiente y diligentemente al transporte de municiones, sin dañar ni una sola caja. En reconocimiento a la popularidad de Wojtec, el Alto Mando autorizó el uso de una efigie de un oso portando obuses de artillería como el emblema oficial de la 22.ª Compañía.
G.I. Joe y Winkie, heroismo con alas
G.I. Joe fue una paloma mensajera condecorada con la Medalla Dickin (condecoración que se concede a animales por actuaciones heroicas en tiempos de guerra desde el año 1943 y equivalente a la prestigiosa Cruz de la Victoria concedida a soldados pertenecientes a las FF.AA. de la Commonwealth).
Durante la Segunda Guerra Mundial, G.I. Joe salvó la vida de los habitantes de la localidad italiana de Calvi Vecchia (así como la de las tropas británicas que allí se encontraban reunidas). Con anterioridad a la liberación británica del pueblo, se había solicitado el bombardeo de posiciones alemanes en Calvi Vecchia el 18 de octubre de 1943. El equipo de comunicaciones falló y solo quedaba recurrir a una paloma mensajera fiable para evitar el fuego amigo.
Gracias al mensaje de la 169.ª Brigada de Infantería llevado por G.I. Joe justo a tiempo (más de 30 km recorridos en una marca récord de 20 minutos), se lograron salvar un millar de vidas que habrían sucumbido en un desgraciado incidente de fuego amigo.
Winkie fue otra paloma mensajera que también recibió la Medalla Dickin. Su historia es, sencillamente, fascinante.
El 23 de febrero de 1942, un bombardero de la RAF gravemente dañado se estrelló en el Mar del Norte. La tripulación volvía de una misión en Noruega, pero su avión fue alcanzado por fuego enemigo y derribado a más de 160 kilómetros de casa. Los cuatro tripulantes, sin posibilidad de transmitir por radio su posición exacta y a merced de las frías aguas del Mar del Norte, solo podían espera una muerte lenta y solitaria.
Pero a medida que el aparato iba cayendo, la tripulación fue capaz de salvar su arma secreta: Winkie, una paloma mensajera. Los accidentados tripulantes decidieron soltarla con la esperanza de que volviese a su base, cerca de Dundee, para alertar a sus colegas de su peligrosa situación.
Winkie no defraudó: llegó a su base, tras volar una distancia de casi 200 km y fue descubierta agotada y llena de combustible por George Ross, su dueño, que alertó de inmediato a la RAF de lo sucedido. La paloma no llevaba mensaje alguno, pero la RAF fue capaz de calcular la posición del bombardero abatido gracias a la diferencia horaria entre el amaraje y la llegada del ave, teniendo en cuenta la dirección del viento e incluso el impacto del combustible en la velocidad de vuelo de Winkie.
Inmediatamente se inició una operación de rescate y la tripulación fue encontrada con vida rápidamente. Winkie terminó convirtiéndose en la estrella de su base y se celebró una cena para homenajearla por su proeza.
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