¿Por qué el término «animalistas» está empezando a estar mal considerado y a resultar cansino? Voy a explicarlo a mi manera que, curiosamente, coincide casi al ciento por ciento con un conocido animalista, que tampoco es que sea santo de mi devoción, pero al que respeto: Frank Cuesta.
Francisco Javier Cuesta Ramos (León, 1971), más conocido como Frank Cuesta o Frank de la Jungla, es un extenista profesional, entrenador de tenis y presentador de televisión español, que actualmente vive en Bangkok, Tailandia. Desde 2010 hasta 2013 presentó el programa Frank de la jungla que se emitió en Cuatro y Energy.En el canal de YouTube de Cuesta hay un video que expone con claridad meridiana el problema, y que lo diga alguien a quien se le considera uno de los más conocidos animalistas, la verdad es que resulta interesante y aleccionador.
El hartazgo de los animalistas
Los animalistas y sus comportamientos que no siempre ayudan a su causa
Una de las cosas que dice y que yo respaldo, es que la provocación no es la mejor herramienta para ayudar a los animales o evitar su maltrato. Se les hace un flaco favor, por ejemplo, a los toros, acudiendo a la plaza a filmar la corrida para luego colgarla en las redes y empezar a insultar a toreros y aficionados. Mucho peor es manifestar alegría ante la muerte de un torero o desear la muerte de un niño que dice querer ser torero (esas cosas son las que me han hecho perder todo el respeto a muchos animalistas). Tampoco es de recibo considerarlo todo maltrato y criticarlo todo sí o sí; como también dice Cuesta, no todo es maltrato animal, y otra de sus afirmaciones apunta hacia un hecho que los animalistas parecen querer dejar de lado: una cosa es respetar a los animales y otra distinta equipararlos a las personas; un animal es un animal, y una persona, una persona.
«Defender» a los animales comportándose como talibanes no es la manera. Por eso los animalistas están generando tanto rechazo últimamente en la sociedad (yo he acabado bloqueando a muchos de ellos en Facebook, no porque no respete a los animales, sino porque no comparto sus métodos de defensa y porque no quiero visualizar vídeos de maltrato).
Me considero un amante de los animales y alimento a diario a más de una docena de gatos que tienen okupados los alrededores de mi casa, y si puedo evitar pisar una hormiga, lo evito. Procuro no ocasionar ningún daño a ningún animal, pero no soy vegetariano ni vegano (fui vegetariano un par de años hace mucho tiempo), pero no me considero animalista, ni quisiera que se me equiparara con ciertos perfiles radicales que ya me están cansando un poquito.
Hoy me he animado a escribir este artículo al tropezarme con el video comentado, y lo he hecho porque quien dice esas verdades es un animalista que se avergüenza de los animalistas de comportamiento radical. Eso me ha dado la excusa para hablar del tema.
No soporto una crítica acompañada de insultos o de actos violentos, y eso es precisamente lo que hacen muchos animalistas cuando se supone que están defendiendo los derechos de los animales. No los soporto.
Ramón Cerdá