[Animaníacos] Érase una vez… una princesa
Almudena J.Virosta 25 septiembre, 2014 0
Extraña es la persona que no se inicia en el cine con una película Disney. Todo empieza cuando en algún punto de nuestra infancia papá y mama nos ponen a ver algo tipo Bambi o El Rey León con el fin de divertirnos con los animalitos y para que cantemos sus canciones. Las niñas crecemos observando a las princesas, asumimos sus complejos, tomamos sus valores surrealistas y esperamos, con ansia, vivir sus mismas historias de amor. En cambio, aún no conozco a una niña que haya crecido con estas películas y haya salido “mal”. Los niños, en cambio, son programados para repudiar todas “esas películas de niñas”.
Disney es la gran fábrica de ideas y conceptos insertados en cualquier soporte o material comerciable. De entre sus muchas subsidiarias y cadenas, la ABC es una de las más conocidas a nivel mundial. Una de las cadenas estrella en la parrilla estadounidense (y estrella en cuanto a ventas y exportaciones a las televisiones de todo el mundo) con series como Anatomía de Grey o la gran galardonada Modern Family. En este caso, Disney ha sabido combinar su producto primitivo, las animaciones “para niños” -porque si es animación parece que solo debe ser para niños por muchas lecturas que tengan- con un mundo más adulto e incluso adolescente. Once upon a time tuvo 12.93 millones espectadores en su episodio piloto y ha generado desde su estreno en 2010 un generoso fenómeno fandom. A la espera de la cuarta temporada, este 28 de Septiembre de 2014, en Animaníacos vamos a analizar de forma comparativa -y desde un punto de vista personal y de opinión- los envoltorios que Disney ha construido para este mismo producto que tanto revuelo está causando.
Realmente, pocas son las princesas Disney que no han socavado al machismo, la sumisión y a la suerte de un destino fortuito. Básicamente, hasta la fecha, Mérida es la única princesa por derecho que NO precisa de un hombre en ninguno de sus actos. Muchos recordarían la valía de Mulán, pero no hay que olvidar que pasaba media cinta encandilada por Li. El valor romántico de Disney es el motor fundamental de sus protagonistas, y Mérida carece completamente de este, para fortuna de Disney que en 77 años no ha creado absolutamente una princesa igual.
Blancanieves es el emblema clave de Disney, siendo el primer largometraje que vio la luz de la mano de los old nine men y del propio Walt en 1937, encabeza muchas de las listas de las mejores películas de la historia del cine. Su correspondiente en OUAT, Mary Margaret Blanchard, es uno de los personajes protagonistas. El nombre de Mary Margaret no es un nombre escogido al azar por los guionistas de OUAT, pues en los posibles origines de los que siempre se ha hablado en torno a la historia de la Blancanieves literaria (sea la de los hermanos Grimm, o los tantos otros cuentos que la tienen como protagonista) se tiene a una Margaret como protagonista, quien se cree la verdadera Blancanieves. Maria Sophia Margarethe Catharina von Erthal, hija de un conde franco alemán que tras la muerte de su esposa y madre de su hija tomó en matrimonio a quien envenenó a la pobre Margarita con una manzana sumergida en zumo de belladona. Así, Disney nos mostraba a una Blancanieves dulce y bondadosa, cantarina y siempre alegre, lo cual se ha mantenido en la serie llegando incluso a una melosidad que a veces puede resultar pesada. Su relación con Charming, al menos, tiene un papel más allá que el que Disney les otorgó en su película, pues él tenía como único movimiento el aparecer casualmente y salvarla de una muerte segura con un beso de amor verdadero. En la serie ambos tienen papeles más activos y con un trasfondo algo mayor, tampoco muy allá, porque al fin y al cabo su argumento no gira más allá que el de salvarse una y otra vez de la Regina, salvar a Henry y hacer el bien porque se los dictan sus códigos morales. En cambio, la Blanca del Bosque Encantado es una Blanca distorsionada, personalmente diría que afortunadamente distorsionada, que nos la deja ver más bien como un Robin Hood que como la Blancanieves primigenia. Blanca es una mujer fuerte, con coraje que se convierte en un vándalo por su propia supervivencia tratando además de ayudar a todo aquel con buena fe que se cruce en su camino.
Por otra parte, la reina malvada, Regina en OUAT, es la despiadada alcaldesa de Storybrooke, una imagen completamente capitalista y una adaptación muy acertada de lo que una reina tan malvada podría haber hecho en aquellos tiempos. Ella, como su imagen en la película animada, usa el engaño y el disfraz como su principal arma y recurren, como la supuesta reina real y original a la famosa manzana envenenada. Pero el personaje no es más que otra víctima de los intentos de Disney por tratar de reparar sus maniqueas historias. Y tampoco podemos analizar una película del 37 y tacharla como dañina para la imagen que el espectador niño toma de ello porque es absurdo, la narrativa cambia como cambia nuestra percepción del mundo y un argumento tan maniqueo entonces podría ser simplemente asumido sin más por el espectador que buscara huida y entretenimiento, que no tratara de leer tanto entre lineas como llegamos a forzar ahora y que, obviamente, el nivel de libertad de expresión no es equiparable a la fecha.
Como Maléfica, y hablo de la película Maléfica, Regina tiene una cara bondadosa despertada por sentimientos de maternidad y un lado malvado fruto de una catástrofe amorosa (ya los malos no son malos porque sí) y es el miedo al rechazo lo que la lleva a continuar con esa condición personal. En mi opinión, tampoco es necesario que Disney intente reconstruir a estos personajes si entendemos el contexto de su creación-adaptación de otros cuentos – grotescos, crueles y necesarios en sus épocas, destacando aquí el papel del Peter Pan de OUAT más similar al de la novela original - por el motivo anterior, son personajes que han sido así asumidos por generaciones y que no debemos estar cuestionando con nuestra “nueva moral”, por llamarla de alguna manera. Y evidentemente, que no sea necesario no quiere decir que esté mal que lo haga.
Retomando la serie, otra de las princesas que se antojan preferidas es la encarnada por Emilie de Ravin. Bella, quien nos es mostrada por Disney como una mujer inteligente, culta, fuerte y aventurera, es en OUAT una princesa por derecho sumisa y manipulable, una joven que ha sido abandonada en el castillo de la Bestia, en este caso Rumpelstiltskin, quien sale de un cuento diferente, por unas desavenencias amorosas, y que como la primitiva de Disney se encuentra en un síndrome de Estocolmo inminente. Quizá porque Rumple es un villano, a pesar de su personalidad real llena de amor y bondad trastocada por la avaricia de poder, en comparación con la Bestia de la película, quien nunca fue malo con ella (más allá del secuestro, que no es poco). En el caso de la historia en sí de la Bella y la Bestia, el daño no lo provoca en nuestras niñas El fantasma de la Ópera, ni El Jorobado de Notre Dame, ni la muy muy muy acertada Shrek, si no todas esas películas que tienen como protagonistas a chicas sumisas y casi drogadas por el halo que otra criatura de naturaleza distinta le proporciona, sirviéndome de ejemplo la “aclamada” Crepúsculo o la que “será aclamada” después 50 Sombras de Grey.
Pero quizá de entre todas las princesas Disney la que más molestias puede causar en la serie es Mulán. Mulán, la guerrera, la princesa asiática, la que no tiene complejos, la luchadora. La que es insinuada en OUAT como lesbiana. Realmente es mas una apreciación del fandom que algo real que haya ocurrido en la serie, pero son las percepciones que muchos de los espectadores han tenido al respecto. Y es para replantearse hasta la existencia de uno mismo, ¿de verdad Disney construye un personaje interesante desde el punto de vista femenino y lo justifica con una condición sexual? Una mujer guerrero no puede ser femenina y una mujer femenina no puede ser homosexual, por lo visto. Al fin y al cabo, no es más que una apreciación del fandom, pero a estas alturas es muy creíble que fuera esa la intención real.
Este Domingo 28 OUAT nos presentará a las esperadas Anna y Elsa de Frozen, dos personajes que ya están siendo duramente criticados en las redes sociales y que si bien se pueden ver un tanto forzados en la trama de la serie es necesario recordar a los espectadores que Disney es una empresa, que sin dinero no hay serie, y que Frozen está siendo muy muy muy rentable. No sabemos qué nos espera con estas versiones, pero desde luego, en la película animada, una maravillosa, divertida y visualmente preciosa película animada en la que Disney intentó reírse del amor romántico al que nos tiene acostumbrados como ya hizo con Giselle en Encantada -sin mucho acierto de hecho – , pero que nuevamente, no llega a la talla del discurso de Brave.
¿Y vosotros? ¿Qué esperáis de Frozen en OUAT?
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