Revista Cultura y Ocio
24 de octubre de 1929: en los EEUU tiene lugar el llamado “Jueves negro”, la caída de los valores que se cotizaban en la Bolsa de Wall Street (Nueva York) y que señala el principio de la crisis de los años 30, la Gran Depresión.
Cuando en clase comentábamos hace años el origen y desarrollo del crack bursátil que llevó a la crisis económica de los años 30, con efectos tan negativos y perversos como el ascenso del totalitarismo nazi en Alemania, veíamos aquello como algo lejano, improbable y que pertenecía al desván de la historia, al igual que otros hechos pasados que estudiábamos en los libros. Algo que no volvería a ocurrir porque los humanos habíamos aprendido bien la lección. Eso ocurría hace apenas una década.
Luego pudimos comprobar que la historia se repetía.
Y que aquella frase, de Cicerón creo, "Historia magistra vitae est" -la historia es maestra de la vida- , en realidad nos había enseñado bien poco a los mortales, porque volvíamos a tropezar en la misma piedra.
Regresaron pues los tiempos de crisis.
Y casi nos hemos ido acostumbrando a ella. A sus estragos, a sus pormenores. Ahora hasta resulta familiar. Tan familiar que casi todo el mundo sabe más o menos en qué consiste la "prima de riesgo" y está al tanto de las cifras de desempleo. A nadie le resulta extraño hoy ver quiebras de negocios, desahucios, despidos masivos, gente haciendo cola en las oficinas del INEM o personas que buscan sitio en los comedores de caridad o escarbando en los contenedores de basura.
Sin duda, la historia es maestra de la vida.
Lo que ocurre es que a veces no aprendemos bien sus lecciones.