Es super bonito asistir a una boda en la que sabes que el beso post-nupcial va a ser de película. Porque los conoces, y sabes que se mirarán con esa expresión con la que nos miramos a los ojos cuando estamos enamorados, esa especie de chispeante ternura cómplice contagiosa que tiene el poder de inundarlo todo… Ese momento-burbuja en el que para ellos sólo existen ellos y dura el instante en el que todos lanzamos serpentinas y confetti, exhalando el suspiro necesario, ese aish que nos permite expresar la felicidad de encontrarles a solas entre tanta gente.
Hoy siguen mirándose igual. Eso es lo que cuenta.
Este post llega unos días tarde, y pretende ser, a parte de nuestra felicitación por vuestros días juntos, un agradecimiento por todo vuestro apoyo; sois extraordinarios. Muchas, muchas gracias.
Nos encantó la elección de la música para su baile. Antony and the Johnsons.