Revista Baloncesto

"Anna Cruz me transmitió valores que hacía tiempo que no veía en una cancha de baloncesto"

Publicado el 30 septiembre 2018 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
Miguel Méndez, Juanma Terceño y Gema García retratan para Cromómetro de Récords a la base-alero, importante para una selección que se colgó el bronce en su Mundial tras derrotar a Bélgica (67-60)

Anna Cruz celebrando un triple. Foto: Alberto Nevado / FEB. 

Aitor y David querían que fuera con ellos a Italia un fin de semana que se jugaba un UB Barça-Club Baloncesto Ciudad de Burgos. —No puedo. Quiero entrevistar a Anna Cruz. —¿Y quién es ésa?  –me preguntaron. —Será una de las mejores exteriores de Europa. Con 18 años ya ha ganado dos Ligas con el UB Barça.
El último dato era real. Matizable. Anna Cruz (Barcelona, 1986) había levantado dos títulos, aunque su participación había sido testimonial con 71 y 201 minutos, respectivamente. Se empapó de los conocimientos de Núria Martínez, Marta Fernández, Erika de Souza, Laia Palau o Isa Sánchez. En Burgos encontró los minutos para poner en práctica lo aprendido en Barcelona con Carme Lluveras y Sílvia Font, y su presencia e importancia en pista no dejó de crecer:  473, 796 y 922 minutos en Liga. En Olesa coincidió con Lucas Mondelo, con quien se cansó de ganar partidos en la prórroga siendo decisiva, y que ahora la entrena en el Dynamo de Kursk y en la selección. En el Eurobasket de 2015 de Hungría y Rumanía, Mondelo confió en Anna Cruz para el último ataque en el partido de cuartos ante Montenegro y la base-alero catalana salvó al equipo de la eliminación con un dos más uno. En los Juegos Olímpicos de Río frustró a Turquía, también la misma ronda, con una canasta acrobática sobre la bocina. En el Mundial de Tenerife no ha tenido un momento así, pero resultó básica para que la selección reaccionase a otra puesta en escena irregular ante Bélgica (5-15 a los 6m 20s, con puntos del quinteto completo de Bélgica). Cruz y Alba Torrens, que esta vez salieron desde el banquillo, se aliaron para igualar el partido con sus armas: anticipación, velocidad, inteligencia y temple. Magia. Ndour, la más regular del grupo y escogida en el mejor quinteto del torneo, puso el resto para dar a España su primera ventaja (15-17). En un partido de extremos, la selección acabó asegurándose la medalla de bronce (67-60). La sexta medalla consecutiva para la selección, tercer en un Mundial, parecía casi finiquitada cuando logró su mayor ventaja (55-43 a los 29m 39s) con una Marta Xargay excelente, Anna Cruz (1/5 en tiros de campo, un rebote y cuatro asistencias) y Ndour en todo, y Cristina Ouviña y Alba Torrens efervescentes. Kim Mestdagh y Meesseman rescataron a Bélgica (55-54 a falta de 7m 12s) ante una España descompuesta, que se recompuso con la dirección de Laia Palau, la frialdad de Torrens y seis puntos de Laura Nicholls. A la pívot no le tembló el pulso en el momento clave. "Resistimos e insistimos", resumió, con acierto, Silvia Domínguez.  "Anna Cruz lleva muchos años siendo una jugadora importantísima. Yo creo que sus dos últimas temporadas en Rivas fueron claves en el desarrollo de su carrera. Se convirtió en una jugadora muy útil tanto en defensa como en ataque. Puede sacrificarse en defensa, anotar muchos tiros si se lo propone, meter tiros decisivos... Para mí es una estrella", la retrata Miguel Méndez, que la entrenó en el Rivas. En esa época a Juanma Terceño, aficionado del club, se le ocurrió en la Copa de la Reina de Arganda del Rey de 2012 que Anna Cruz se merecía una calle en Rivas y recogió firmas en Change.org para tratar de conseguirlo: "Fue un reclamo al liderazgo que llevaba años demostrando en el club y que se estaba quedando algo eclipsado por la llegada de Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar". A Anna Cruz, "con su modestia y timidez", le sorprendió la propuesta. "Le regalamos una camiseta con la reivindicación. Cuando sus padres nos vieron con las camisetas puestas les hizo mucha ilusión. Entonces nació una amistad. Anna Cruz, igual que Clara Bermejo, dejó un legado de deportividad, lucha, esfuerzo, compañerismo, educación... Anna Cruz me transmitió valores que hacía tiempo que no veía en una cancha de baloncesto", sigue Juanma Terceño, que no se olvida de las canastas decisivas de la base-alero para que aquel equipo levantase su primera Copa en Valencia. "Anna Cruz es muy perfeccionista", continúa Miguel Méndez. "Se exige mucho. Siempre quiere más. Sabes que te va a responder cuando la necesites", interviene Gema García, excompañera suya en el Rivas. "Me encanta su lectura de las líneas de pase y su posicionamiento defensivo incluso para rebotear. Por supuesto la rapidez, y especialmente el cambio de ritmo y dirección para hacer parada en un tiempo y tiro en suspensión desde 4-5 metros", concluye Juanma Terceño.


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