
El director británico sorprende con una de las propuestas conceptuales narrativas y estilísticas más arriesgadas en mucho tiempo. Y acierta de pleno. Sitúa la totalidad del metraje (o casi todo él) en un solo espacio: un teatro en que transcurren las vicisitudes de los siete personajes centrales; enclaustrados en un espacio a la vista de todos, donde sus sentimientos quedan al descubierto y de cara a la galería no hay nada que esconder. Todo queda al descubierto del mismo modo que Tolstoi disecciona en la novela a los protagonistas mediante unos monólogos internos intensos y extremadamente minuciosos. Esta nueva Anna Karenina realiza un gran ejercicio de condensación del original (más de 900 páginas en dos horas escasas) y pude diluir algún personaje (Alexei tiene poca profundidad o la relación de Anna con su hijo tiene poca exploración), pero el resultado final es una estupenda narración sobre el amor vertebrada en tres historias: la relación pasional de la protagonista, el matrimonio a la deriva del hermano (y contrapunto a la historia central) y el primer amor, joven y soñador. La conjunción de las tres tramas hilvana una trama con varios momentos conmovedores.


Lo mejor: Wright arriesga mucho y acierta aún másLo peor: Quizá no resultará tan disfrutable para quien no conozca el originalNota: 9El contenido original de esta entrada pertenece a MySofa. Consúltalo aquí.