Anna y el Hombre Golondrina
Autor: Gavriel Savit
Editorial: Plaza & Janes
Saga: No
Fecha de lanzamiento: 2016Páginas: 248ISBN:97884010172825
Un mundo en guerra.
Un peligroso viaje.
Una amistad por encima de todo.
Cracovia, 1939. Un millón de soldados en marcha y mil perros ladrando. No es lugar para crecer.
Anna tiene solo siete años el día en que los alemanes se llevan a su padre, profesor de lingüística, durante la purga de intelectuales en Polonia. Está sola cuando se encuentra con el Hombre Golondrina, un astuto embaucador, alto y extraño, con más de un as en la manga, un impostor que logra que incluso los soldados con los que se cruza solo vean lo que él quiere que vean.
El Hombre Golondrina no es el padre de Anna -ella lo sabe de sobra-, pero también sabe que, como su padre, está en peligro y que, como su padre, tiene un don para las lenguas: habla polaco, ruso, alemán, yiddish e incluso el lenguaje de los pájaros. Cuando el misterioso individuo consigue que una bella y brillante golondrina se pose en su mano para que Anna deje de llorar, la niña se queda embelesada. Y decide seguirlo adonde vaya.
A lo largo de su viaje Anna y el Hombre Golondrina esquivarán bombas y soldados e incluso harán amigos. Pero en un mundo que se ha vuelto loco todo puede constituir un peligro. Incluso el Hombre Golondrina.
Gracias a la editorial por el ejemplar
Cuando me ofrecieron reseñar este libro, la verdad no sabía que podría encontrarme a parte de la sinopsis general. Como bien se indica, Anna y el Hombre Golondrina es un punto intermedio entre El niño del pijama a rayas y La ladrona de libros. Siento mucha curiosidad por leer novelas basadas en la Segunda Guerra Mundial, en el Holocausto, no por morbo, sino por la memoria histórica de conocer los horribles hechos que ocurrieron y que perduren en la historia. Curiosamente, los que suelen doler o impactar más son los que están narrados desde el punto de vista de los niños, y Anna y el Hombre Golondrina no es una excepción.
Este libro posee un trasfondo de melancolía que a veces era sorprendente. El viaje de Anna me atrapó desde la primera página. Es un libro algo complicado, pero a pesar de ello, tiene todos los alicientes de convertirse en un clásico.
Corre el año 1939, y la pequeña Anna, de tan solo siete años, vive con su padre, un profesor de la Universidad de Cracovia en Polonia. Él es el que aporta la riqueza de lenguaje a Anna, a pesar de su corta edad, a hablar bastantes lenguas extranjeras incluyendo en ruso, alemán, inglés y francés. Pero lo curioso de todo ello, no es que Anna lo aprendiera de los libros, sino hablando con la gente de su ciudad, asociando cada lengua extranjera y acento a su vida cotidiana, más allá de cualquier frontera o grupo de personas.
Cuando un día, su padre la deja esperando en una farmacia local, su vida cambiará para siempre. Él no volverá a recogerla, y no precisamente por voluntad propia. Anna es forzada a quedarse en la calle, echada de la farmacia y de su propia casa. Allí, sentada fuera de la farmacia es donde conocerá a El Hombre Golondrina.
Anna descubrirá que ese misterioso hombre habla muchas lenguas que ella conoce, pero además, una nueva, el lenguaje de los pájaros. Siendo consciente de que su padre nunca volverá, la curiosidad de Anna y el no querer quedarse sola, le llevará a seguir al Hombre Golondrina, y con él empezará a vivir una nueva aventura. Una que le llevará a conocer nuevos lugares, nuevas personas. En sus viajes se encontrarán con soldados, algunos amistosos y otros no tanto, y de forma inesperada, a un nuevo amigo.
Junto al Hombre Golondrina y su nuevo amigo, recorrerán los caminos más improbables para evitar lo que Anna solo intuye, que una guerra ha empezado y lo que les está pasando a todos los que son arrestados y llevados a lugares de los que nunca vuelven.
Creo que el viaje que emprende Anna está narrado de una manera tan original que lo hace fascinante. A su vez, la forma en la que vemos el extraño mundo en el que se ha convertido el de Anna a través de sus ojos es lo que realmente llama la atención en esta novela. También este personaje tiene una educación muy rica para la edad que tiene, y más para los años en los que está situada la acción, en una Polonia que está viviendo la cúspide de la Segunda Guerra Mundial.
Lo realmente peculiar de esta novela es el estilo narrativo, a veces complicado, a veces incómodo, pero es lo que añade un gran sentido del tiempo en el que se sitúa.
Mi mayor problema con la historia, y por ello no le doy más puntuación, es por el final tan ambiguo. No conseguí conectar con él porque no sentí un cierre de historia. A parte de eso, fue toda una experiencia descubrir a través de los inteligentes ojos de Anna la devastación que invadió su país. Y a pesar de ello, emocionarme por las maravillas de sus pequeños descubrimientos, a pesar de todos los horrores y confusión que estaba ocurriendo a su alrededor. Todo esto fue una especie de mezcla a la vez maravillosa y aterradora.
Es un libro lleno de inspiración, y otro que sumo a esta horrible época de la historia reciente.