Eyy! Voy a contaros una triste, casposa y obesa historia. Todo gira en torno a una persona (nadie sabe si realmente existe, existió o ninguna de las anteriores opciones) misteriosa de la que se han dicho muchas cosas. Resulta que cuando era pequeña mi abuela me contaba una historia acojonadora para que la hiciera caso con gran éxito. Me contaba historias sobre una mujer que se llamaba Annabelle de Kacalonge y que se aparecía a los niños conflictivos y viejos salidos para darles lo suyo y lo de sus antepasados (que ya es decir).
Esta mujer era-es o será un tanto pecualiar. Voy a proceder a su descripción aunque no se si me acercaré a la realidad por que todos los que la han visto están todos muertos.
Annabelle es obesa, así, sin trampa ni cartón, obesa y con muchos granos y pelos por el cuerpo. LLeva mayas que le marcan todas sus sinuosas curvas y escotes de vértigo, tanto que se le llegan a caer las ubres y ella más pancha que ancha. Yo creo que le gusta sentirse deseada.... En fin, realmente a Annabelle se la comieron sus senos hartos de pasar tanto frío así que un buen día se organizarón y la mataron a tetazos. O al menos eso se dice, ya que vuelvo a decir, no se sabe con seguridad de su no- existencia.
A Annabelle le gustaba entre otras cosas, crear situaciones ambiguas, polémicas y barbilampiñas para dar un poco de morbo a la aburrida realidad. También se dice que estaba en el badú y que le gustaban los osos de peluche, dios sabe para y por qué...
La razón por la que hablo de este tierno y dispar personaje es por que el otro día unos amigos y yo decidimos hacerle un homenaje y comprarle algunas cosas que pensamos le gustarían.
Uno de los regalos estrella fue el Guante Biuty-relax, cuyas instrucciones son las siguientes: "Por el lado amarillo elimina esos desagradables pelos muertos del chumino. Por el lado rojo, su suave tacto te hará pasar horas inolvidables tocándote como una perrilla en celo. En caso de sequedad vaginal, lubricar los bajos con aceite de camioneta (Producto no incluido) También puede utilizarse para cambiar ruedas, sacar bandejas del horno y practicar manometrías ano-rectales. Su uso prolongado puede producir gonorrea, paperas, astigmatismo y un montón de cosas chungas).
Otros de los regalos fueron un vestido (con unas piedras preciosas del Sudán), una barba (para ir camuflada entre la gente y que no se mueran todos los que la vean, pobres), una nariz aguileña (así si miente ya no le puede crecer más), una peineta folclórica roja de lo más alegre y dicharachera, un tanga ultrasexy para seducir a esos viejos de barriga prominente chato en mano y un objeto largo que suena en la punta, adquisición mía y que realmente me parece la joya de la corona de todos los regalos.
De esta manera, rendimos homenaje a Annabelle de Kacalonge y le pedimos que no se aparezca tanto y que se muera del todo de una puta vez.
Abajo dejo un vídeo de aquellos queridos Locomía, precursores del baile del pañuelo que se hicieron famosos por sus grandes canciones y voces.
pd: Me encanta el paso del rubito de azul en el minuto 1:12. ¡No os lo perdáis!