La aventura del Annapurna Circuit comenzó realmente con la partida desde Kathmandu en el autobús “tourist only” que habíamos reservado el día anterior con la compañía Holiday Adventure de Thamel. Todos los autobuses eran “tourist only” y tenían “free wifi”, o al menos eso tenían escrito en el parabrisas. Al no tener smartphone o tablet lo del internet gratis a nosotros nos daba igual, pero hay gente que necesita internet igual que necesita el oxígeno para sobrevivir. Pobrecitos cuando descubrieron que en Nepal gustan de escribir cosas en inglés en los autobuses (free wifi, facebook, skype, fc barcelona…) sin que eso tenga ninguna implicación posterior.
En fin que durante el prólogo del Annapurna Circuit fuimos de Kathmandu a Dhumre en bus “tourist only” (por 600 Rs/persona) y de Dhumre a Bhulbhule, gracias a las indicaciones de un adolescente colocado de pegamento, fuimos en autobús “de línea” (por 200 Rs/persona) del que no entraremos en detalles: quien ha estado en Asia sabe de lo que hablamos y quien no ha estado… bueno tampoco queremos quitarle las ganas de viajar.
Una vez en Bhulbhule nos alojamos en la Everest Guest House donde, al ser nuestro primer contacto con el circuito, pagamos la novatada al negociar el precio. Y es que durante el resto de días de senderismo por el macizo de los Annapurnas, gracias a ser época de Monzón (temporada turística baja), tuvimos siempre las habitaciones gratis a cambio de desayunar y cenar donde nos alojábamos.
El Annapurna Circuit se abrió al turismo en 1977 y sigue la ruta comercial del area (parte de una de las múltiples rutas de la seda según algunos). Desde hace siglos la gente de la zona utiliza la ruta tanto para comerciar como para ir a visitar a la familia. Debido a la dureza del terreno la gente local solía dar té a los caminantes que veía a punto de echar los higadillos. Del té pasaron a ofrecer parte del Dal Bhat que tenían preparado (el Dal Bhat es arroz con lentejas y verduras al curry que es la piedra angular de la dieta nepalí) y a dejar a los caminantes un hueco para pasar la noche. De este modo fueron floreciendo los negocios de Teahouses (casas de té) a lo largo del circuito donde la costumbre dictaba que si los caminantes cenaban y desayunaban en tu establecimiento lo correcto y hospitalario era invitarles a pasar a noche a cubierto. Con la llegada del turismo la presencia de teahouses creció exponencialmente, habiendo incluso pueblos donde lo único que hay son hospederías, y se perdió un poco la ingenuidad y la hospitalidad características de la gente del Himalaya. Afortunadamente en temporada baja parece que se recuperan las viejas costumbres y la vida transcurre a un ritmo menos acelerado e impersonal.
El día 3 de junio a las 7 de la mañana nos pusimos la mochila al hombro, cruzamos el puente colgante que separa Bhulbhule en dos mitades y empezamos a caminar.
El recorrido comienza siguiendo la (odiada por los dueños de hostales y guest houses) nueva carretera permanentemente en construcción de Besi Sahar a Manang. Es un camino rural de grava con más cráteres que la luna, casi sin anchura suficiente para que dos monopatines circulen en paralelo (eso no impide adelantarse a los camiones) que parece ser está generando un flujo de excursionistas vaguetes que deciden saltarse el tramo de excursión hasta Manang (se ahorran entre 4 y 7 días de caminata) por lo que los dueños de guesthouses en en tramo previo a Manang están que trinan.
Estamos en la zona tropical de Nepal por lo que hacía un calor asfixiante y el camino transcurrió entre terrazas de arroz, plantaciones de maíz y plantas de marihuana creciendo por todas partes.
Al calor y la humedad hay que añadirle la constante presencia de camiones gigantescos que están trabajando en la construcción de una presa en la zona de Ngadi por lo que el primer par de horas de excursión se hizo bastante pesado.
Una vez dejamos atrás la presa (en la que han tenido a bien poner un cartel en el que piden muy educadamente a los trabajadores que no trabajen borrachos) nos dirigimos, por un camino que subía de forma muy empinada, hacia Bahundanda, un pueblecito situado en lo alto de una colina donde pudimos disfrutar de las primeras vistas del valle del río Marsyangdi.
Seguimos la carretera hasta que en Syange pudimos seguir el camino para excursionistas. Fue en este tramo donde conocimos a Stefan, un chico de Munich de 22 años que acabó acompañándonos hasta que abandonamos el país casi tres semanas más tarde. Como si fuese el Camino de Santiago, de ir en pareja habíamos pasado a ir en grupo ya en el primer día (en las dos semanas de caminata vimos a menos de 15 excursionistas cuando, por ejemplo, la media de caminantes en octubre es de más de 4000).
Ya bastante cansados seguimos caminando hasta que bajamos los brazos en Upper Chamje , después de una subida infernal a través de un bosque de ciruelos y limoneros, donde el señor Purna nos convenció para quedarnos en su hotel tibetano.
RESUMEN DE LA ETAPA:Fecha: 3 de junio de 2016Hora y altitud de partida: 07:00 a 849 mHora y altitud de llegada: 15:00 a 1430 mTipo de vía: Carretera rural/Camino 70/30Climatología: Tropical (mañana soleada, nublado a partir de mediodía)Alojamiento: Tibetan Hotel con cama gratis y lavabo compartido sin agua caliente. Precio del Dal Bhat: 400 Rs
Enrique & Marina