Revista Cine

Año Bisiesto (Rowe, 2010)

Publicado el 25 octubre 2010 por Elcinescopio
Año Bisiesto (Rowe, 2010)Después de haber ganado la Ópera prima en Cannes este año y haber sido exhibida en festivales como Toronto, al fin ha llegado a las salas mexicanas el polémico filme “Año Bisiesto”, del australiano nacionalizado mexicano Michael Rowe.
Tal y como había reseñado hace unos meses en este blog me hice grandes expectativas respecto a la película. Hoy me gustaría compartir mi mal sabor.
En primer lugar, es justo decir que el filme tiene varios puntos a favor: está rodada enteramente en una sola locación, no posee ni un solo movimiento de cámara, los actores no son conocidos, son muy pocos, su trabajo de dirección es excelente y el discurso en general mantiene nuestra atención todo el tiempo gracias a un muy buen trabajo de guión.
A través de los recursos propios de la soledad: el uso del teléfono, de la computadora y la televisión; nos enteramos de cómo va la vida de Laura, una joven oaxaqueña que vive en el DF, que come comida trash y que inventa su propia historia de vida: Le dice a su mamá que come lo que no come, que tiene visitas de amigos que no existen, le inventa a su jefe que tiene otros trabajos cuando es despedida, etc. En resumidas cuentas, diremos que desde el inicio el personaje se descubre mitómano, wannabe y alienado. También gracias al teléfono sabemos que su padre ha muerto e intuimos una relación conflictiva con la madre.

El sentimiento de soledad del personaje también se refuerza y refleja, como en todo buen guión, a través de su entorno: desde su ventana, Laura ve a una pareja que termina separándose y a otra pareja de ancianos que toman un café juntos y que más tarde, sólo toma uno.
Laura, que lleva esporádicamente a hombres a su casa para tener sexo, conoce a Arturo y entabla con él una relación sadomasoquista. A partir de aquí, debo decir, la película sí se hace un poco más predecible pues Laura desea cada vez más maltrato, lo que hace suponer que el sádico la dejará. Como todos sabemos a los sádicos les gusta que sus víctimas sufran no que se complazcan.
De modo que cuando su antiguo jefe la llama para reengancharla en el trabajo y ella le comenta que no puede aceptar porque “Se irá para Suiza gracias a un diplomático amigo de su madre”, uno ya intuye que Laura se quiere matar. Es especialmente cruel que esta joven indígena ponga como excusa y anhelo irse a Suiza, referencia blanquita y cuna capitalista.
Es así como en el último encuentro sexual con Arturo, Laura le cuenta su plan para llevarlo a cabo. Y justo en esta escena es que, como mujer que vive en un país donde el maltrato a la mujer y el feminicidio es un problema de emergencia (unas quince mil féminas asesinadas y torturadas en diez años) la película se me hace poco ética y un tanto apologética del fenómeno genocida: Mientras Laura masturba a Arturo, le muestra un cuchillo que va pasando por su cuerpo y le dice cosas del tipo: “Imagínate que me estás abriendo la garganta, imagínate que estás abriéndome los pechos, Imagínate que terminas dentro de mí mientras me estoy muriendo”. Esta última frase seguro sería repetida hasta el cansancio por cualquiera de los asesinos de Juárez o de los feminicidas de otros estados de esta república. De modo que “Año Bisiesto” incurre, para algunas espectadoras, en una aberración difícil de tragar: son las mujeres pobres, indígenas, solas y jodidas las que anhelan que las descuarticen y maten.
Si bien la película no toca el tema misógino asesino de México, el hecho de que sea hecha aquí no puede dejar de remitirnos a esta realidad.
El que “Año Bisiesto” y no otra película mexicana haya ganado en Cannes, vuelve a hacernos reflexionar acerca de la necesidad que los europeos tienen de premiar todo aquel discurso que recalque lo jodidos que estamos en el tercer mundo y por tanto, mantenga su status quo de países benéficos, civilizados y desarrollados. No estoy en desacuerdo en mostrar o premiar la miseria siempre y cuando halla una condena de ese estado de cosas (Gaviria, Reygadas, Estrada, Babenco, Trapero). En la película de Rowe siento que no hay una condena sino una legitimación.
En cuanto a lo formal, la película también es bastante pornográfica y me pregunto: ¿No es la pornografía un discurso alejado del lenguaje cinematográfico en tanto su carácter explícito y poco sugerido? En “Año bisiesto” todo está demasiado mostrado y por tanto banalizado. Hay planos que se me hacen ofensivos con la actriz: la escena de la meada en vivo acaso ¿no pudo haber sido trucada? ¿había necesidad de violentar a una actriz de esta manera?
A modo de conclusión, se me hace muy loable que “Año Bisiesto” sea una película bien construida y lograda desde el punto de vista del guión, la actuación y la dirección; pero siento que éticamente deja mucho que desear.
Pienso en películas similares que tienen como protagonistas a seres alienados, como “Tony Manero” de Larraín quien, a pesar de que es también un ser repulsivo víctima y victimario; no noto en él los visos de auto-racismo que percibo en el filme de Rowe. Además al menos Tony Manero hace una cosa bien: Imitar a Tony Manero. Laura en cambio representa la degradación en el sentido más puro y completo.
Pero bueno, no tengo la última palabra, dejo a ustedes esta reseña con la finalidad de llamarnos a una reflexión.


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