![Año electoral, primer asalto: andaluzas (1) Año electoral, primer asalto: andaluzas (1)](http://m1.paperblog.com/i/309/3092806/ano-electoral-primer-asalto-andaluzas-1-L-QTCx5_.jpeg)
Andalucía, ante ese panorama convulso, anticipa la convocatoria a las urnas para evitar verse afectada por el vendaval de cambios y transformaciones, no dando oportunidad a que los nuevos partidos organicen sus estructuras en la región ni concreten sus programas y candidatos. Se propicia, de esta manera, la campanada del primer asalto de un año electoral que obligará a los españoles acudir hasta en cuatro ocasiones a las urnas.
Decía un entrañable amigo, gran filósofo y mejor poeta, ya desgraciadamente desaparecido, que le gustaba la democracia cuando representada la diversidad. No era partidario de las mayorías absolutas porque tienden, en su opinión, a “patrimonializar” las instituciones y dejarse tentar por los “bajos instintos” de manejar lo público con propósitos partidistas o lucrativos. Las perspectivas que depara este año electoral a buen seguro le habrían alegrado la existencia, si la vida no hubiera sido tan rácana con él. La “atomización” de los parlamentos, según vislumbran todos los sondeos, marca la señal de unos tiempos venideros en los que ya nada será negro o blanco -o si se prefiere: azul o rojo- dominados por el Partido Popular (PP) o el PSOE. La política, al fin, reflejará la pluralidad existente en la sociedad y estará obligada a dialogar, negociar y pactar para responder a la voluntad popular cuando quiera constituir gobiernos. Gobiernos de coalición o gobiernos en minoría que deberán aprender a consensuar políticas y compartir iniciativas si aspiran a conseguir el respaldo necesario para poder llevarlas a cabo.
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En cualquier caso, los socialistas parten con la ventaja de batirse en un feudo que controlan y donde tienen establecida una red clientelar que les garantiza un “suelo” de votos nada despreciable. La desafección que sufre el PSOE en la región todavía no parece ser tan grave como para condenarlo a la irrelevancia, como sucede con los socialismos de otras latitudes. De ahí que persigan recuperar la hegemonía que perdieron, por última vez, en 2012 y que les obligó a formar coalición con IU para impedir que gobernara la minoría mayoritaria obtenida por PP. Las múltiples encuestas que pulsan la opinión de la autonomía más poblada de España señalan que, una vez más, los socialistas ganarán estas elecciones, pero sin alcanzar la soñada mayoría absoluta. De confirmarse tales pronósticos, se trataría de un triunfo (insuficiente, pero triunfo) que permitiría al PSOE mantener el timón de la Junta de Andalucía, afrontar desde el Ejecutivo la culminación de la instrucción del sumario de los ERE que investiga con ahínco la juez Alaya y que tiene “señalados”, entre otros altos cargos, a los expresidentes anteriores del Gobierno andaluz (Manuel Cháves y José Antonio Griñán), ya imputados por el Tribunal Supremo (por su condición de aforados) para que presten declaración sin acusarlos aún de ningún delito, y lo que aún es más importante, ofrecer una relativa sensación de recuperación y fortalecimiento a un PSOE que busca desesperadamente volver a congraciarse con su electorado.
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Pero una cosa es clara, Susana es esclava de sus palabras: ha prometido que jamás gobernará ni con el Partido Popular ni con Podemos. Le quedan, entonces, pocas opciones si consigue validar los resultados de las encuestas. O gobierna en minoría, apoyándose en pactos puntuales con las demás fuerzas políticas, en función de la materia, poniéndose a merced de las contraprestaciones que exijan unos y otros, o alcanza un acuerdo de coalición con IU y Ciudadanos, si los resultados permiten forjar una mayoría entre ellos. Ya ha experimentado un gobierno de coalición con IU en esta legislatura sin mayores problemas, salvo puntuales roces rápidamente sofocados, aunque para diferenciarse de cara al electorado ambos coaligados han acusado mutuamente al contrario de ser culpable del adelanto electoral. Si Ciudadanos es todavía una incógnita por descubrir en Andalucía, digan lo que digan los sondeos, IU se desangra ante la acometida de Podemos y las intrigas estratégicas que buscan preservar al menos los logotipos de la formación. El desgarro que le provoca el CUT, el partido rural de Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, al unirse a Podemos, ni siquiera inquieta a esta izquierda arrinconada por la historia, los bandazos y los empellones del PSOE y, ahora también, de Podemos, que le arrebata programa y simpatizantes a diestra y siniestra
Claro que la derecha no está mejor. Pero eso será materia para otro artículo.