Revista Maternidad

Año nuevo, confesiones nuevas

Por Pingüicas

Recibí pocas respuestas a mi solicitud de colaboración para la siguiente serie de confesiones… lo cual realmente me hace dudar acerca de que mis habilidades maternales: ¿por qué yo tengo tantas confesiones y las demás mamás no? Mmmmhhhh…

En fin.

Paty y Majo, gracias por hacerme sentir que no soy la única. Ahí van las de ustedes:

●  La confesión de Paty: ¿Está mal que cuando tus hijas te pregunten qué hora es, tú les digas que son las 8:30 (su hora de ir a la cama), cuando en realidad son las 7:45pm?

Pingüicas: Paty, yo NUNCA he hecho eso (porque si lo hiciera, los tendría que mandar a dormir a la hora de la comida, literalmente. Pero créeme, ganas no me han faltado).

¡No pasa nada, mujer! Eso se llama: “mamá-ya-no-puede-ni-con-su-alma… please!”.  Pero eso sí, aprovéchate ahorita que se puede, porque cuando venga el horario de verano y el sol esté a más no poder a las 7:45pm, ahí sí te van a mandar a volar…

●  La confesión de Majo: Desde hace seis años, no he dormido ni una noche completa, no exagero. Últimamente, mi hija de 6 años me suplica hacer el desayuno los domingos a las 6:00 am, así que ―convenientemente― le digo que sí. Todos tenemos que desayunar una masa de cereal, queso, cachos de manzana partidos con un cuchillo sin filo y jamón. Eso sí, ella queda muy contenta por ayudar y yo por tener 30 minutos más en mi cama.

Pingüicas: Para todos los que me admiran por tener 3 hijos, les presento a Majo, que tiene cuatro. La más grande tiene seis años, el más chico, dos. Así que todos los aplausos van para ella.  Ya no se preguntan por qué lleva 6 años sin dormir una noche completa, ¿verdad?

Majo, a cambio de 30 minutos extras de dormir, ¡ese desayuno suena muy apetitoso (siempre y cuando no le ponga betabel, ¿verdad?)! El día que quieras, me la traigo a dormir. Aquí la dejamos experimentar con sus habilidades culinarias, a cambio de 30 minutos de babysitteada matutina.

●  La confesión de la prima de una amiga que yo no conozco: En ocasiones, he recurrido a sacar algunas moneditas de la alcancía de mi hijo. Veámoslo como una aportación familiar comunitaria (y no tiene nada que ver con el hecho de que todavía no domina el asunto de la suma y la resta).

● Ok, esta sí es mi confesión: La noche en que vinieron los Reyes Magos, me di cuenta de que me faltaba un juguete para Luca, de tal forma que mis tres hijos recibieran la misma cantidad de regalitos. Recordé una bolsita en el cajón de abajo de la cuna que tenía unos pequeños títeres que los niños no habían sacado en años. Pues Luca abrió su regalito y después, el títere regreso a su bolsita original. ¿Podré utilizarlo otra vez el año que entra?


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